GOBERNAR SIN DAR EXPLICACIONES: EL MODELO DE VECINOSXLLANES Y PP EN EL MUNICIPIO LLANISCO

 

El Consejo de Transparencia y Buen Gobierno ha estimado una reclamación presentada por el PSOE de Llanes contra el equipo de gobierno del Ayuntamiento por no facilitar documentación pública solicitada por el Grupo Socialista. El organismo estatal ha considerado que el derecho del PSOE a acceder a la información fue vulnerado y ha instado al Ayuntamiento a entregar, sin demora, toda la documentación reclamada, poniendo fin a la vía administrativa tras años de desencuentros. La resolución, a la que ha tenido acceso La Nueva España, subraya que los concejales ostentan un derecho específico de acceso a la información reconocido por ley, esencial para ejercer funciones de control y fiscalización, y que este derecho no puede supeditarse a justificar la finalidad de las peticiones ni a que los asuntos vayan a ser debatidos en pleno.

Los socialistas habían formulado tres solicitudes de acceso a información pública: el expediente y detalles de un convenio para una exposición en la Casa de Cultura; datos desglosados de solicitudes y licencias concedidas para viviendas de uso turístico desde 2019 hasta el momento de la petición; y todos los contratos, subvenciones y convenios formalizados por el Ayuntamiento junto con los expedientes que los contienen y otros tres documentos específicos. Ante la ausencia de respuesta por parte del Ayuntamiento, el PSOE presentó reclamaciones que fueron acumuladas para su resolución conjunta.

Foto: candidatura del partido fascista de VecinosxLlanes al gobierno municipal de LLanes

El Ayuntamiento alegó que las reclamaciones ante Transparencia repetían ya peticiones hechas por otras vías jurídicas y que, por tanto, debían resolverse en esos regímenes específicos, excluyendo la aplicación de la Ley de Transparencia. Sin embargo, el Consejo destacó que ante el silencio administrativo la normativa local establece que las solicitudes de concejales se conciben como concedidas si no se ha dictado una resolución expresa en cinco días naturales— se produjo efecto estimatorio por silencio positivo y que, una vez producido, no pueden eliminarse sus efectos jurídicos. Por ello no ha entrado a examinar las alegaciones del equipo de gobierno, que tuvo oportunidad de resolver expresamente y no lo hizo.

El alcalde fascista, Enrique Riestra, ha defendido que solo fueron estas solicitudes —entre “cientos” de documentos pedidos por diversas vías— las que no se respondieron en plazo por motivos de gestión diaria y ha acusado al PSOE de intentar “bloquear” al Ayuntamiento. El alcalde ha asegurado que su equipo sigue proporcionando la información que se les solicita y ha rechazado acusaciones de oscurantismo, calificando esas prácticas como cosa del pasado.

Por su parte, el secretario general y portavoz del PSOE de Llanes, Óscar Torre, ha celebrado que Transparencia “vuelve a ratificar” lo que llevan años denunciando: la falta de transparencia del equipo de gobierno y la ocultación deliberada de información, y ha reiterado el derecho de la oposición a acceder a la información pública que considere oportuna para fiscalizar al gobierno municipal.

Noticia adicional vinculada: fuentes anteriores señalan que en el año 2024 el Consejo de Transparencia abrió varios expedientes al gobierno fascista del Ayuntamiento de Llanes por ocultar información exigible a la oposición y llegó a dar plazos para entregar datos a la oposición, además de sostener que la información solicitada “no es abusiva ni desproporcionada” y está disponible tecnológicamente. coperibadesella.com+1

Enlaces de interés

  • 📰 Transparencia abrió expedientes al Ayuntamiento por ocultar información a la oposición (abril 2024) coperibadesella.com
  • 📰 El Consejo de Transparencia da un plazo al Ayuntamiento para entregar la información negada (mayo 2024) coperibadesella.com

He comprobado el programa electoral de Vecinos x Llanes y esto es lo que se puede verificar sobre propuestas relacionadas con transparencia y gestión pública:

Programa oficial disponible

  • El sitio oficial de Vecinos x Llanes muestra enlaces para consultar su programa electoral, normalmente mediante un QR o documento descargable desde su sección de Elecciones 2023. vecinosxllanes.es En el mismo una vez mirado no existe ninguna propuesta de trasparencia de la gestión de los intereses de los llaniscos.
  • Sin embargo, en el programa de las elecciones del año 2019, que sí está íntegramente accesible en la web, sí incluye una propuesta específica de transparencia. vecinosxllanes.es

🗂 Transparencia en el programa de 2019

Dentro del programa electoral de VecinosxLlanes 2019, se planteó un compromiso claro con la transparencia de la gestión municipal:

Implementación de una aplicación llamada “¿Dónde van mis impuestos?”

  • Este compromiso proponía licitar y desarrollar una herramienta digital para que cualquier ciudadano pueda ver de forma visual, gráfica y sencilla cómo se administra e invierte el dinero público en el Ayuntamiento.
  • El objetivo era mejorar la eficiencia y la transparencia de la administración municipal y permitir comparar cifras de distintas legislaturas”. vecinosxllanes.es

Este punto demuestra que, al menos en 2019, el partido fascista VecinosxLlanes incluyó una propuesta concreta de transparencia orientada a facilitar información pública y rendición de cuentas a la ciudadanía.

Sin embargo en el programa electoral de las elecciones del año 2023 no hay absolutamente nada de dicha cuestión, quizás les diera tanto asco la trasparencia que bajo su ideología opaca y xenófoba que meter luz y taquígrafos en la vida pública  podría significar que se muriesen de asco si gobernaban  bit.ly/4qhGL4G

 

El fascismo y la transparencia son conceptos profundamente incompatibles cuando se trata de dirigirse a los electores, porque parten de principios opuestos sobre el poder, la información y la ciudadanía. Mientras la transparencia presupone una relación madura entre gobernantes y gobernados —basada en la rendición de cuentas, el acceso a la información y la confianza crítica— el fascismo necesita justamente lo contrario: opacidad, control del relato y subordinación del ciudadano.

El fascismo concibe el poder como algo que no se discute ni se fiscaliza, sino que se acata. Para sostener esa lógica, la información deja de ser un bien público y se convierte en un instrumento de dominio. La idea de que la información deja de ser un bien público para convertirse en un instrumento de dominio está en el núcleo del pensamiento propagandístico de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del régimen nazi. Para Goebbels, la información no tenía como finalidad informar ni permitir que la sociedad comprendiera la realidad, sino modelar la percepción colectiva al servicio del poder político.

En su concepción, la verdad no era un valor en sí mismo. Lo decisivo era la utilidad política del mensaje. La información debía ser seleccionada, simplificada y repetida hasta que sustituyera a la realidad misma en la mente de la población. Aquello que favorecía al régimen se amplificaba; lo que lo cuestionaba se ocultaba, se distorsionaba o se desacreditaba como mentira, traición o amenaza externa, lo mismo que sucede hoy en Llanes con el gobierno fascista de VecinosxLlanes (sicarios de los enemigos de Llanes, AVALL) y sus lacayos del PP. Así, el control de la información se convertía en una forma de control social.

Goebbels entendía que una ciudadanía informada es difícil de someter. Por eso, la propaganda nazi buscó eliminar la pluralidad de fuentes, desacreditar la crítica y monopolizar el relato público. La información ya no pertenecía a la sociedad, sino al Estado o gobierno de turno, y su función era producir adhesión emocional, no reflexión racional. El ciudadano no debía pensar, sino sentir: miedo, orgullo, odio o lealtad.

Este principio se basaba en una premisa fundamental: quien controla el relato controla el poder. Al transformar la información en propaganda, el régimen nazi anulaba la capacidad de la población para contrastar, dudar o fiscalizar, como sucede en Llanes con él partido VecinosxLLanes y su socio del PP. La opacidad, el silencio selectivo y la repetición constante de mensajes simples se convertían en herramientas tan importantes como la represión directa.

En síntesis, el principio nazi “goebbelsiano” no consiste solo en mentir, sino en algo más profundo y peligroso: despojar a la información de su carácter público y convertirla en un arma de dominación, donde el poder no se legitima por la verdad o la rendición de cuentas, sino por la capacidad de imponer una única versión de la realidad.

El fascismo como el que hoy gobierna en el Ayuntamiento de Llanes comunica solo lo que refuerza el liderazgo, se oculta lo que puede generar duda y se desacredita cualquier demanda de explicaciones como un ataque, una conspiración o un intento de desestabilización. En este marco, la transparencia resulta peligrosa, porque permite contrastar el discurso con los hechos y desmontar la narrativa de infalibilidad que el autoritarismo necesita para sobrevivir.

 

Foto: candidatura del partido del derecha extrema (PP) a las elecciones del año 2023

La transparencia, en cambio, parte de la idea de que el elector no es un súbdito, sino un ciudadano con derecho a saber, a preguntar y a controlar. Exige mostrar datos, justificar decisiones, aceptar errores y someter la gestión al escrutinio público. Todo ello es incompatible con una cultura política fascista del gobierno municipal de Llanes, que simplifica la realidad en consignas, personaliza el poder y apela a emociones primarias como el miedo, el enemigo interno o la lealtad ciega.

Cuando un discurso político rehúye la transparencia, no suele hacerlo por razones técnicas, sino ideológicas: porque explicar limita, porque dar información empodera y porque un ciudadano informado es menos manipulable. El fascismo necesita electores movilizados, pero no informados; fieles, pero no críticos. La transparencia, por el contrario, fomenta exactamente lo que el autoritarismo teme: pensamiento autónomo, pluralidad de interpretaciones y control democrático.

Por eso, a la hora de dirigirse a los electores, el fascismo como el llanisco opta por la propaganda y la descalificación del adversario, mientras que la transparencia opta por los datos, los procedimientos y la rendición de cuentas. Uno busca adhesión incondicional; la otra, legitimidad. Uno se sostiene en el silencio y la opacidad; la otra, en la luz y el acceso a la información. En definitiva, no pueden convivir, porque donde hay transparencia real, el fascismo queda desnudo.

Desde la llegada de VecinosxLlanes al gobierno municipal en el año 2015, la relación entre el equipo de gobierno y el acceso a la información pública ha estado marcada por una tensión constante con la oposición y con los mecanismos de control institucional, pero sobre todo con los llaniscos, a los que se les ningunea de forma reiterada todo lo que pueda significar información para entender cómo se gestionan sus intereses. Esta tensión no se manifiesta de forma aislada ni puntual, sino como una pauta reiterada que ha ido consolidándose a lo largo de los años y que ha terminado por ser objeto de pronunciamientos formales por parte del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, un órgano estatal independiente.

Las resoluciones del Consejo, tanto la reciente como las dictadas en 2024, no valoran intenciones políticas, sino hechos administrativos concretos: solicitudes de información formuladas por concejales de la oposición que no fueron respondidas en plazo, produciéndose el efecto jurídico del silencio administrativo positivo. En términos estrictamente legales, esto supone que la información solicitada debía considerarse concedida, y que su no entrega vulnera un derecho reconocido por ley y vinculado directamente al ejercicio del cargo público. La reiteración de estos expedientes pone de manifiesto deficiencias estructurales en la gestión del acceso a la información, no meros errores aislados.


Esta forma de proceder tiene consecuencias prácticas. La falta de información o su entrega tardía limita la capacidad de la oposición para fiscalizar la acción de gobierno y, por extensión, reduce la transparencia hacia la ciudadanía, que depende en gran medida de ese control institucional para conocer cómo se gestionan los recursos públicos. En un contexto administrativo moderno, donde la digitalización facilita el acceso y la trazabilidad de los datos, la opacidad ya no puede explicarse razonablemente por carencias técnicas.

La ausencia de transparencia también se proyecta sobre políticas públicas sensibles, como la vivienda, los servicios básicos o la atención a las personas mayores. El crecimiento de las viviendas de uso turístico, por ejemplo, es un fenómeno con impacto directo en el acceso a la vivienda habitual, y la falta de datos claros y públicos dificulta cualquier debate informado sobre su regulación. Algo similar ocurre con infraestructuras esenciales como el saneamiento o el alcantarillado, donde la información fragmentada o poco accesible impide evaluar con rigor la planificación, las prioridades y el grado de ejecución de las inversiones.

En el ámbito social, la dependencia constituye un caso especialmente significativo. La inexistencia —o falta de identificación clara— de una partida presupuestaria específica y transparente destinada a este fin en documentos como el presupuesto municipal del año 2026, tal y como hemos visto en el presupuesto municipal, refleja una forma de gobernar en la que la información no se presenta de manera comprensible ni fácilmente fiscalizable. No se trata únicamente de cuánto se gasta, sino de cómo se estructura y se explica ese gasto para que pueda ser evaluado por representantes públicos y ciudadanía.

Todo ello contrasta con compromisos expresos recogidos en el programa electoral de VecinosxLlanes en el año 2019, donde se anunciaban medidas orientadas a facilitar la transparencia, como herramientas para que los vecinos pudieran conocer el destino de los impuestos municipales. El hecho de que este tipo de propuestas desaparezcan del programa posterior y no se materialicen en políticas efectivas refuerza la percepción de una brecha entre el discurso electoral y la práctica de gobierno.

En suma, el problema de la transparencia en Llanes desde el año 2015 no puede entenderse como una sucesión de conflictos políticos coyunturales, sino como un modelo de gestión que ha mostrado resistencias persistentes al control, a la rendición de cuentas y a la publicidad activa de la información pública. Las resoluciones del Consejo de Transparencia no hacen sino formalizar jurídicamente una realidad que ya se venía manifestando en la práctica: que sin acceso efectivo a la información no hay fiscalización real, y sin fiscalización se debilita la calidad democrática de la gestión municipal.

Para terminar el post quiero manifestar que lo ocurrido en el municipio de Llanes, tal y como acreditan las resoluciones del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, no es un episodio aislado ni una controversia menor, sino la constatación institucional de una forma de gestionar la información pública basada en la opacidad y el control del relato. Cuando un gobierno municipal incumple de manera reiterada su obligación legal de facilitar información, no está cometiendo solo una infracción administrativa: está alterando la relación democrática entre poder y ciudadanía.

La historia enseña que una de las primeras derivas de los regímenes autoritarios —y el nazismo lo llevó a su forma más extrema— es la apropiación de la información como herramienta de dominación. No se trata únicamente de mentir, sino de decidir qué se puede conocer, cuándo y por quién. El silencio administrativo, la dilación sistemática, la fragmentación de datos o la desaparición de compromisos de transparencia no son simples fallos de gestión: son mecanismos que vacían de contenido el derecho a saber y convierten la información pública en un privilegio controlado por quien gobierna.

Las prácticas señaladas por el Consejo de Transparencia del gobierno fascista de, VecinosxLlanes y PP, reflejan precisamente ese patrón: negar, retrasar o dificultar el acceso a datos que permiten fiscalizar el poder. En ese escenario, la ciudadanía llanisca queda desarmada para comprender cómo se gestionan asuntos tan esenciales como la vivienda, los servicios básicos o la atención a las personas dependientes. Sin información clara, no hay debate real; sin debate, no hay control; y sin control, la democracia se degrada.

El paralelismo con las prácticas propagandísticas del siglo XX no reside en la forma, sino en el fondo: cuando la información deja de ser un bien público y se convierte en un instrumento de poder, el gobierno municipal deja de rendir cuentas y pasa a exigir adhesión. Frente a ello, la transparencia no es una concesión ni un eslogan electoral, sino una obligación legal y ética. Es el antídoto frente a cualquier tentación autoritaria, porque expone los hechos, desnuda el relato y devuelve a la ciudadanía su papel central.

Este epílogo no es una conclusión cerrada, sino una advertencia: mientras las instituciones independientes sigan teniendo que recordar a un gobierno local que debe cumplir la ley para informar a su oposición y a sus vecinos, el problema no será técnico ni coyuntural, sino profundamente político. Y como demuestra la historia, allí donde la transparencia se combate como sucedió en el régimen nazi, la democracia siempre está en riesgo… Y en el municipio de Llanes, el fascismo de Vecinos (AVALL) y PP llevan diez años atacando de forma contundente la trasparencia en la información con el fin de ganar adeptos a sus principios antidemocráticos.

Ya lo dijo el juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Louis D. Brandeis:  La luz del sol es el mejor de los desinfectantes; la luz eléctrica, el policía más eficiente.

 

 

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