El problema de la vivienda en España y en Asturias no es una suma de anécdotas sueltas, sino el resultado de decisiones políticas muy concretas. Cuando se ponen los datos uno al lado del otro, se ve con bastante claridad qué ayuntamientos están intentando, con sus aciertos y limitaciones, proteger el derecho a un techo digno, y cuáles están empujando su territorio hacia un modelo pensado para la especulación y el turismo, dejando atrás a su propia gente.
1. El contexto general: vivienda cara, vivienda protegida insuficiente
A escala estatal, la vivienda vive una etapa de subida intensa de precios sin que se pueda hablar de la burbuja clásica de 2007, pero con síntomas preocupantes:
- Entre 2024 y mediados de 2025, España se ha colocado tres trimestres seguidos entre los cinco países del mundo donde más sube el precio de la vivienda en términos reales, con incrementos en torno al 8,8% – 10,3% interanual.
- Ese 10,27% de subida real entre abril y junio de 2025 es el dato más alto desde 2007. En términos nominales, el encarecimiento ronda el 12,6%, también máximo desde antes del estallido de la burbuja.
- Aun así, ajustando por inflación, los precios siguen aproximadamente un 20% por debajo del máximo real de 2007, pero han subido un 32% desde el mínimo posburbuja de 2013 y un 15% desde el inicio de la pandemia.
Los grandes organismos económicos reconocen que no estamos en la misma situación que en 2007 (entonces había crédito promotor desbocado y exceso de oferta) pero sí admiten dos cosas clave:
- Hay insuficiencia de oferta para una demanda sostenida, empujada también por el crecimiento de la población gracias a la inmigración.
- La vivienda está sobrevalorada: el BCE calcula que los inmuebles residenciales en España valen de media en torno a un 16–17% más de lo que deberían, y el Banco de España estima que están alrededor de un 9% por encima de lo que las familias pueden pagar.
En paralelo, la vivienda protegida no está siendo la red de seguridad que debería:
- Desde 2014 se han entregado unas 90.500 viviendas protegidas en España.
- De ellas, más de 68.500 han sido en propiedad y solo unas 21.000 en alquiler.
- Los promotores privados han levantado alrededor de 84.000, frente a apenas 22.600 de promotores públicos (empresas municipales, etc.).
Es decir: buena parte de la llamada “vivienda protegida” no es vivienda pública, sino promociones privadas sobre suelo calificado como protegido, con precios limitados durante un tiempo, pero sin un gran parque estable bajo control directo de las administraciones.
En los últimos años se aprecia un giro: por primera vez en la serie histórica, se han terminado más VPO de alquiler (2.999) que de venta (2.183) en un semestre. Pero ese cambio de tendencia todavía es débil y muy desigual territorialmente. Madrid, País Vasco y Cataluña concentran el 65% de todas las viviendas protegidas finalizadas desde el año 2014, con Madrid sola acaparando el 44%. Comunidades como Asturias, Murcia o La Rioja prácticamente no aparecen en los datos de nueva VPO en alquiler.
2. Asturias: precios disparados y respuesta insuficiente
Asturias está plenamente metida en esa dinámica:
- El precio de la vivienda en el Principado sube a ritmos del 13,5% interanual, el mayor avance desde 2007.
- Es la sexta mayor subida autonómica, por encima del promedio nacional (12,8%).
- La vivienda de segunda mano se encarece todavía más: un 14,1% interanual.
- La vivienda nueva sube alrededor de un 10,4%, algo menos, pero también muy por encima de la evolución de los salarios.
Y esto se suma a una década de tendencia alcista: solo en el último año, la subida (7,8%) fue 4 puntos superior a la del año anterior. Es decir, la escalada no solo continúa, sino que se acelera.
En este contexto, la escasez de vivienda protegida —tanto en venta como en alquiler— en Asturias convierte el acceso a un piso digno en un problema estructural, especialmente para jóvenes, familias con trabajos precarios y personas que dependen del alquiler. Pero dentro del propio mapa asturiano hay formas muy distintas de gestionar esta situación.
3. Las cuencas mineras: el refugio de la vivienda asequible
Tras casi medio siglo de pérdida constante de población, las Cuencas mineras están viviendo un giro demográfico notable.
Los datos del INE muestran que los diez concejos de las Cuencas han ganado 849 habitantes en un año, una cifra muy relevante para una zona que llevaba décadas encogiendo:
- Langreo: +350 habitantes.
- Mieres: +250.
- San Martín del Rey Aurelio: +131.
- Lena: +119.
- Laviana: +74.
- Aller: +17.
- Caso: +21.
Solo Morcín, Riosa y Sobrescobio pierden población en este periodo.
Este pequeño “milagro demográfico” tiene dos patas:
- Vivienda asequible
En concejos como Langreo, Mieres o San Martín del Rey Aurelio siguen existiendo bolsas importantes de pisos a precios reducidos, bastante más baratos que en Oviedo, Gijón o Siero. De hecho, San Martín aparece recurrentemente como uno de los concejos donde es más barato comprar un piso en toda Asturias. - Conectividad y empleo potencial
Las Cuencas mantienen buenas conexiones por carretera con la zona central y sus polígonos industriales. El transporte público es mejorable, pero el coche permite en muchos casos trabajar en Oviedo, Siero o Gijón y vivir en Langreo o Mieres, donde el alquiler o la hipoteca son asumibles.
A eso se suma la llegada de población inmigrante, que no solo rellena el vacío demográfico, sino que también rejuvenece ligeramente la pirámide de edad y cubre nichos de empleo en sectores como la construcción o ciertos servicios.
La clave aquí es que, aunque las Cuencas no están haciendo una revolución urbanística ejemplar, sí se han convertido de facto en el último salvavidas de vivienda asequible del área central asturiana. Allí donde los precios aún no se han disparado del todo, la gente puede seguir encontrando techo.
4. Siero: planificación, crecimiento y colaboración institucional
En el extremo contrario del declive, Siero se ha consolidado como uno de los motores demográficos y económicos del Principado:
- Ha ganado más de 1.600 habitantes en una década, reforzando su papel como cuarto municipio asturiano en población.
- Se ha convertido en un destino atractivo tanto para gente de fuera como para asturianos que buscan combinar empleo, servicios y calidad de vida.
Ese crecimiento no es casual: Siero está haciendo política urbana activa:
- Inversiones importantes en renovación de espacios públicos, como la transformación del centro de Pola de Siero o la conexión peatonal y ciclista entre Lugones y La Fresneda.
- Más de 28 millones de euros desde 2015 en ampliación y mejora de la red de saneamiento, una base silenciosa pero esencial para poder crecer sin colapsar.
- Fuerte dinamismo inmobiliario en Lugones y La Fresneda, donde se concentran muchas nuevas promociones.
Y, sobre todo, una cosa que marca la diferencia: colaboración directa con el Gobierno del Principado para facilitar el acceso a la vivienda. Un ejemplo concreto:
- 44 viviendas de alquiler a precio limitado para jóvenes menores de 35 años en Lugones (Les Bellotines).
- El Ayuntamiento cedió el suelo en 2022 al Principado.
- La obra la impulsa la Consejería de Vivienda con fondos europeos del MRR.
Es decir: Siero no solo crece, sino que se preocupa porque parte de ese crecimiento se haga con vivienda asequible y mecanismos de acceso para gente joven. No resuelve todo, pero demuestra que cuando un Ayuntamiento quiere, puede usar el urbanismo para algo más que sumar metros cuadrados: puede orientar el crecimiento hacia cierta justicia social.
5. Llanes: la oveja negra del modelo asturiano para resolver el problema de la vivienda
Frente a las Cuencas que atraen gente porque siguen siendo accesibles, y a Siero que intenta planificar su expansión, aparece el gobierno municipal fascista de Vecinos y PP en Llanes como contraejemplo perfecto de cómo usar el urbanismo contra los residentes.
El nuevo PGOU de Llanes, aprobado provisionalmente por el gobierno municipal (VecinosxLlanes y PP), se vende como un plan “contenido, sostenible y socialmente más justo”. Los números cuentan otra historia:
- Llanes tiene hoy alrededor de 13.500 habitantes.
- El plan permite construir 5.862 viviendas adicionales.
- Con una ocupación media de 2,2–2,6 personas por hogar, eso equivale a capacidad para alojar entre el 85% y el 110% de la población actual: casi otro Llanes entero.
- El propio planeamiento reconoce que eso supone un incremento de alrededor del 36% del parque residencial.
¿Se hace esto para resolver una emergencia de infravivienda entre la población residente? No. El contexto real es un concejo ya hiper-turistizado, con fuerte peso de la segunda residencia y la vivienda vacacional, en el que el suelo ya es caro y los salarios locales —hostelería, comercio, servicios— son modestos.
El golpe más duro está en la vivienda protegida:
- De esas 5.862 viviendas nuevas, solo 246 serán VPO: en torno al 4,2%.
- La ley obliga a reservar un 30% de VPO en parte del suelo urbanizable, pero el truco está en el reparto: más de la mitad del crecimiento se desplaza a pueblos y núcleos rurales donde esa obligación no existe.
- Resultado: en términos legales, se “cumple” el porcentaje que fija la ley en términos reales, pero el peso de la vivienda protegida sobre el total se desploma.
Es una maniobra jurídicamente impecable pero socialmente devastadora: se vacía de contenido la principal herramienta que tiene un PGOU para proteger a las rentas bajas y a la gente trabajadora del concejo llanisco. En un municipio ya expulsivo en términos de precios, se habilita una enorme bolsa de nueva vivienda principalmente orientada —por precio y ubicación— a segunda residencia, turismo y capital inversor.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE) y otros.
El modelo territorial agrava aún más el problema:
- 3.335 de las 5.862 nuevas viviendas se sitúan en pueblos y núcleos rurales.
- Se refuerza un crecimiento disperso y de baja densidad, lejos de servicios, equipamientos y transporte público.
- Para una familia con pocos recursos, eso significa más gasto en coche, más tiempo en desplazamientos, más dificultades para conciliar, y una vida cotidiana más cara y complicada.
Si a esto se le suma:
- Una década larga de caos urbanístico (planes anulados por los tribunales, normas transitorias, advertencias del Principado).
- Un sistema administrativo difícil de manejar para quien no puede pagarse arquitectos, abogados y técnicos.
- Una tramitación del plan donde las alegaciones de la ciudadanía se van admitiendo menos a medida que avanza el proceso.
El resultado es un urbanismo que favorece a quien más tiene y expulsa silenciosamente a quien menos puede defenderse.
Para rematar la faena, la oposición socialista denuncia que el plan es “asfixiante, restrictivo y incoherente”, pero en el momento clave de votar el mismo se abstiene. No se opone al plan votando negativamente, ni siquiera simbólicamente en el pleno. Para quienes sufren alquileres imposibles o se ven obligados a irse del concejo, este gesto es demoledor: un gobierno que empuja un modelo hecho a medida de intereses externos, y una oposición que protesta pero no se planta.
6. Tres modelos, una misma pregunta
Si se mira todo en conjunto, el problema de la vivienda en Asturias se entiende así:
- A nivel estatal, los precios suben como no se veía desde la burbuja, la vivienda está sobrevalorada y la VPO es escasa y mal distribuida.
- En Asturias, los precios se disparan (13,5% interanual) y la producción de vivienda asequible es insuficiente.
- En este escenario, las Cuencas se convierten casi por inercia en refugio de vivienda barata y empiezan a ganar población gracias a esa accesibilidad y a la inmigración.
- Siero demuestra que, con planificación urbana, inversión pública y colaboración con el Principado, se puede crecer y a la vez abrir espacios para alquiler asequible y vivienda para jóvenes.
- Llanes, en cambio, se erige como la oveja negra: un PGOU hipertrofiado que habilita casi otro concejo en ladrillo, pero reserva una cantidad ridícula de VPO, dispersa la población, alimenta la turistificación y deja a los llaniscos con menos recursos a merced del mercado, lo que significa que los abandona a su suerte.
Un talibán al frente del Ayuntamiento de Llanes
Todo esto lleva a una conclusión muy clara para quien lea el post desde Asturias: la vivienda no es solo un problema de mercado; es un problema de decisiones políticas concretas. Allí donde los ayuntamientos usan el planeamiento como herramienta para garantizar un mínimo de justicia social —como en las Cuencas o en Siero—, aún hay margen para que la gente pueda vivir, trabajar y hacer su vida en dichos municipios. Allí donde se pone el urbanismo al servicio del turismo intensivo y de la inversión inmobiliaria —como en el municipio de Llanes—, lo que se construye no es un futuro para la mayoría de llaniscos, sino un territorio donde cada vez caben menos los que lo mantienen vivo todo el año.
Ya lo dijo Pericles: “El verdadero poder se ejerce cuando se gobierna para todos, no para unos pocos.”



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