El Ayuntamiento de Llanes acaba de aprobar un presupuesto municipal para el año 2026 que, pese a su incremento sobre el ejercicio anterior, vuelve a dejar fuera una de las cuestiones más urgentes para la ciudadanía: el acceso a la vivienda. De los 23 millones de euros previstos, el Gobierno de Vecinos por Llanes y el PP destinan 1,2 millones a inversiones, un 20% más que en 2025, pero ninguna de esas partidas se orienta a mitigar la creciente dificultad de los vecinos para encontrar un hogar asequible. Así lo denuncia el PSOE local, que votó en contra al considerar que el aumento real en inversiones apenas alcanza un 9% y que, además, el Ayuntamiento solo ejecuta la mitad de lo que promete año tras año.
Foto: miembros del gobierno mandril de Vecinos y PP en el pleno municipal de hoy
Este vacío resulta aún más significativo si se observa el contexto general del mercado inmobiliario en España. La rentabilidad bruta del alquiler alcanzó en octubre de 2025 un 6,91%, impulsada por el encarecimiento continuado tanto del precio de compra como de las rentas. Un informe reciente del portal Pisos.com señala que esta dinámica está ampliando la brecha entre quienes poseen vivienda —casi el 74% de la población— y quienes dependen del alquiler, cada vez más caro y menos accesible. Ciudades como Tarragona o Jaén encabezan la lista de rentabilidades más altas, mientras que lugares como San Sebastián, Palma o Cádiz se sitúan en la cola, pero en todos los casos el patrón es el mismo: los precios expulsan a una parte creciente de la demanda. Incluso en capitales como Madrid y Barcelona, la presión sobre el alquiler continúa reforzándose.
Frente a esa realidad, contrasta de manera evidente la iniciativa presentada en Avilés por el consejero Ovidio Zapico: un ambicioso proyecto de más de 30 millones de euros para construir 235 viviendas en alquiler asequible, dentro de una estrategia autonómica que suma ya más de 560 en licitación y que aspira a alcanzar un millar antes del fin de la legislatura. Se trata de un plan orientado a responder a las necesidades de la clase trabajadora y a ampliar un parque público que permita frenar, aunque sea parcialmente, el alza descontrolada de los precios.
La comparación deja en evidencia la ausencia absoluta de medidas similares en el presupuesto de Llanes para 2026. Mientras el Principado impulsa vivienda pública y algunas ciudades asturianas avanzan en políticas de acceso digno a la vivienda, el ayuntamiento llanisco continúa sin incorporar proyectos que inicien siquiera el camino hacia la solución del problema habitacional del concejo. Así, las cuentas municipales no solo ignoran la crisis de vivienda que afecta a todo el país, sino que se alejan de las líneas de actuación que otras administraciones están adoptando para aliviarla.
Desde la aprobación del presupuesto municipal para el año 2026 en Llanes, queda en evidencia un hecho difícil de atribuir a la simple casualidad: el gobierno municipal fascista de Vecinos y PP vuelven a dejar fuera cualquier medida orientada a frenar la pérdida de población o a facilitar el acceso a la vivienda, en un concejo donde el padrón encadena descensos desde la llegada al gobierno municipal. Mientras otros municipios y el propio Principado impulsan políticas para atraer y retener a la ciudadanía, Llanes parece caminar en sentido contrario, consolidando un modelo que, lejos de responder a las necesidades de quienes viven y trabajan en el concejo, parece resignarse —cuando no allanarle el camino— a un futuro con cada vez menos residentes.
La omisión reiterada de inversiones en vivienda no puede entenderse como un olvido aislado. En un momento en el que la rentabilidad del alquiler se dispara en toda España y la brecha entre propietarios y arrendatarios se ensancha, cualquier administración que ignore esta crisis lo hace por decisión política. Y el gobierno municipal de Llanes, una vez más, decide no actuar. No contempla vivienda pública, no impulsa medidas para contener el precio del alquiler, no ofrece alternativas a los jóvenes que buscan independizarse. El presupuesto aprobado, con 23 millones de euros de gasto total, no dedica una sola línea a revertir esta situación más allá de los 50.000 € para sacar del parque de vivienda vacacional a 50 viviendas de las 5.600 plazas de alojamiento turístico —entre viviendas de uso turístico (VUT), pisos y casas vacacionales— contabilizadas en un estudio encargado al Universidad de Oviedo. elDiario.es+2La Voz de Asturias+2 Alrededor del 7,05 % del parque residencial del concejo podría estar destinado a vivienda vacacional/turística. nortes.me Una gota en la inmensidad de un océano como es el parque de vivienda turística que hoy tiene el municipio llanisco.
Foto: el "rey" de los mandriles del gobierno municipal departiendo bendiciones en el pleno de hoy
No iniciar siquiera el camino hacia una política de vivienda responsable equivale a aceptar que la población seguirá marchándose. La comparación con lo que sucede en municipios como Avilés resulta especialmente reveladora. Mientras el consejero Ovidio Zapico presenta en esa ciudad un proyecto de más de 30 millones de euros para construir 235 viviendas en alquiler asequible —parte de una estrategia autonómica que ya suma más de 560 pisos en licitación y aspira a alcanzar el millar antes de finalizar la legislatura—, Llanes permanece inmóvil. Avilés amplía su parque público, refuerza la cohesión social y se prepara para responder a las necesidades de la clase trabajadora. El gobierno municipal de Llanes, en cambio, renuncia a cualquier iniciativa semejante, pese a sufrir de lleno los efectos del mercado: vivienda cara, alquiler escaso y población que abandona el concejo al no poder establecerse en él.
No podemos afirmar que exista una intención explícita de expulsar población, pero sí podemos constatar que las decisiones municipales —o su ausencia— favorecen un modelo de municipio cada vez más dependiente del turismo, con más segundas residencias y menos vecinos permanentes. La pérdida de población coincide de forma clara con la etapa de gobierno de Vecinos y PP, y el presupuesto de 2026 refuerza esa tendencia al ignorar completamente el problema de acceso a la vivienda. Así, aunque no haya un reconocimiento oficial de ese objetivo, el resultado es incuestionable: Llanes continúa dejando atrás a su propia ciudadanía y profundizando en un modelo que, lejos de fortalecer el concejo, lo vacía lentamente en beneficio no se sabe muy bien de que, salvo de los que hoy perciben sus retribuciones de la política al carecer de ocupación en la vida civil como sucede con el alcalde, Enrique Riestra, Juan Carlos Armas, Priscila Alonso, etc. Ocho liberados contando al “machaca” (asesor) del alcalde que viven a cuerpo de rey a consta de los llaniscos por no hacer nada.
Desde el gobierno municipal de Llanes se insiste año tras año en presentar su política presupuestaria como responsable, rigurosa y equilibrada, pero esa narrativa choca frontalmente con la percepción de muchos vecinos, que ven en las cuentas públicas un reflejo del desdén con el que se tratan sus intereses reales. Mientras el Ayuntamiento presume de gestión prudente, los llaniscos constatan que las prioridades municipales parecen alejarse cada vez más de las necesidades de quienes viven en el concejo: ausencia de políticas de vivienda, pérdida continuada de población, dificultades crecientes para acceder a un alquiler estable, y una clara inclinación a favorecer el modelo turístico por encima del residencial.
A ojos de la ciudadanía llanisca, no sirve de mucho hablar de rigor presupuestario cuando ese “rigor” se traduce en dejar sin atender problemas estructurales que condicionan el futuro del municipio y de sus habitantes. Un presupuesto municipal puede ser técnicamente correcto y, al mismo tiempo, socialmente insensible. Puede estar cuadrado en cifras, pero vacío de soluciones. Y eso es exactamente lo que muchos llaniscos sienten: que se cuidan más los titulares que las personas, más la estética económica que el bienestar colectivo.
Así, mientras el gobierno municipal se aferra al relato de la responsabilidad, una parte creciente de la población percibe que esa responsabilidad es, en realidad, selectiva: se aplica para justificar lo que no se hace, no para impulsar lo que debería hacerse. El resultado es un distanciamiento cada vez mayor entre la gestión municipal y las necesidades de la gente, una brecha que no se cerrará mientras el gobierno municipal fascista de Vecinos y PP siga gobernando e ignorando aquello que más preocupa a quienes aún llaman hogar a Llanes.
Para terminar el post quiero manifestar que Llanes se apaga lentamente mientras su gobierno municipal mira hacia otro lado. Año tras año, el gobierno municipal formado por Vecinos y PP ha convertido la gestión pública en un ejercicio de supervivencia burocrática, sin proyecto, sin ambición y, sobre todo, sin compromiso real con las necesidades de los llaniscos. Las decisiones —o la permanente ausencia de ellas— han empujado al concejo a una deriva que ya nadie puede negar: menos vecinos, menos oportunidades, menos futuro.
Foto: miembros de la "tibia" oposición al gobierno fascista de Vecinos y PP en el pleno de hoy
La vivienda es hoy el termómetro perfecto de esta decadencia. En pleno auge del alquiler turístico, con miles de plazas destinadas a visitantes y apenas un puñado de medidas simbólicas para recuperar viviendas para residentes, el gobierno municipal actúa como si este problema no fuese con él. Mientras otros municipios asturianos construyen, planifican y protegen a su ciudadanía, Llanes se limita a sobrevivir entre improvisaciones y excusas de pésimo gobierno municipal. No hay plan de vivienda, no hay estrategia social, no hay respuesta para jóvenes, trabajadores o familias que buscan quedarse y no pueden.
El gobierno local habla de responsabilidad, pero la responsabilidad que exhibe es solo una fachada vacía, un eslogan para justificar la parálisis. Los hechos dicen otra cosa de forma nítida: presupuestos sin alma social, inversiones que no llegan, promesas que se repiten cada año y jamás se materializan. Y mientras tanto, la población sigue cayendo, los barrios pierden vida, y la sensación de abandono se extiende incluso entre quienes siempre defendieron al concejo con orgullo.
Lo más grave no es lo que se ha hecho mal, sino todo lo que no se ha hecho. Llanes no sufre únicamente la falta de políticas: sufre la falta de visión, la falta de coraje político, la falta de un gobierno capaz de entender que un municipio no se sostiene con discursos, sino con decisiones valientes y con respeto hacia quienes lo habitan. Hoy, la distancia entre las prioridades del gobierno municipal y las prioridades de la gente son tan grandes que parecen irreconciliables.
Así cierra este capítulo: con un gobierno municipal fascista ensimismado, satisfecho de su inercia, y un concejo que se vacía sin que nadie en el poder parezca dispuesto a cambiar el rumbo. El tiempo para rectificar se agota, y la pregunta ya no es si Llanes puede permitirse seguir así, sino cuánto más podrá resistir un pueblo al que se le entrega cada vez menos y del que se exige cada vez más. Porque mientras el gobierno de, Vecinos y PP, continúen gobernando sin escuchar, sin actuar y sin comprender la magnitud de lo que está en juego, Llanes no solo perderá población: perderá su alma.
Ya lo dijo Albert Camus: “El precio de desentenderse de lo público es que otros decidan por nosotros.”
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