EL NEGOCIO DEL LADRILLO VUELVE A MANDAR: LA ESPECULACIÓN SE INSTALA DONDE GOBIERNA EL PP

 

En Oviedo comienza a consolidarse una nueva tendencia habitacional conocida como «flex living», un modelo de vivienda flexible que combina características del alquiler tradicional y del alojamiento turístico. Este formato está pensado para personas que necesitan estancias de media duración, como nómadas digitales, estudiantes de posgrado o médicos residentes, y ofrece espacios completamente equipados con servicios comunes —zonas de coworking, gimnasio o áreas sociales— sin los compromisos de un contrato largo ni la inestabilidad de una vivienda vacacional.

La gestora de activos Madridity ha anunciado una inversión de 6,5 millones de euros para implantar este modelo en Oviedo, mediante la rehabilitación integral de un edificio de 2.400 metros cuadrados situado frente al Auditorio Príncipe Felipe. El inmueble, que contará con 40 estudios y apartamentos, será el primer espacio de “flex living” en la ciudad, dentro de la estrategia de expansión nacional de la compañía, que ya suma proyectos en Madrid y otros puntos de Asturias.

Este fenómeno refleja una transformación profunda del mercado inmobiliario, donde la vivienda pasa de ser un bien de uso a convertirse en un producto de inversión y especulación financiera. Bajo la apariencia moderna del concepto “flex living”, se esconde una tendencia global que redefine el acceso a la vivienda y reconfigura las ciudades intermedias como Oviedo, convertidas ahora en destinos atractivos tanto para inversores como para profesionales móviles en busca de flexibilidad y comodidad https://tinyurl.com/mtb43cdz


Foto: dos políticos que coinciden en las soluciones al problema de la vivienda desde la especulación, Gaspar Llamazares y Alfredo Canteli

El “flex living” —término derivado del inglés flexible living— es un modelo de vivienda flexible que se sitúa a medio camino entre el alquiler tradicional y el alojamiento turístico o hotelero. Su objetivo es ofrecer alojamientos completamente equipados para estancias de media duración, normalmente de uno a doce meses, con servicios y espacios compartidos que combinan comodidad, comunidad y flexibilidad contractual.

Características principales del “flex living”

  1. Contratos flexibles:
    Permite alquilar por semanas o meses, sin las ataduras de los contratos largos ni la inestabilidad de los alquileres turísticos.
  2. Viviendas equipadas:
    Los pisos o estudios se entregan amueblados y listos para entrar a vivir, con servicios incluidos (wifi, limpieza, suministros, etc.).
  3. Servicios compartidos:
    Suelen incluir zonas de coworking, gimnasios, lavanderías comunes, áreas sociales y terrazas.
  4. Enfoque en la comunidad:
    Busca crear entornos donde los residentes —nómadas digitales, estudiantes, profesionales temporales— puedan convivir y relacionarse.
  5. Gestión profesionalizada:
    Son operados por gestoras inmobiliarias o fondos de inversión, que centralizan la gestión, el mantenimiento y los servicios.

Origen y expansión

El “flex living” surgió como una evolución del coliving y del build-to-rent, adaptándose a las nuevas formas de trabajo remoto y movilidad laboral. En Europa y EE. UU., se ha consolidado en ciudades donde los alquileres son caros y la demanda de vivienda temporal es alta. En España, ya ha llegado a ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga y Oviedo, de la mano de fondos y promotoras especializadas.

Ventajas y críticas

  • Ventajas: ofrece comodidad, flexibilidad, y una solución intermedia para quienes se trasladan por trabajo o estudios.
  • Críticas: muchos expertos lo consideran una nueva forma de especulación inmobiliaria, ya que reduce la oferta de vivienda permanente y encarece el mercado del alquiler tradicional.

El “flex living” es una nueva fórmula de alquiler urbano adaptada a los estilos de vida móviles y digitales, que combina la comodidad de un hotel, la flexibilidad de un alquiler temporal y la rentabilidad de un activo inmobiliario, convirtiéndose en una de las tendencias más relevantes —y debatidas— del mercado de vivienda actual.

El “flex living” impacta de forma ambivalente en el mercado inmobiliario español, donde el acceso a la vivienda —tanto en compra como en alquiler— se ha convertido en uno de los principales problemas sociales y económicos. A continuación explico su efecto desde las dos caras: la positiva (oportunidad) y la negativa (riesgo estructural):

1. Impacto positivo: una respuesta moderna a nuevas necesidades

  • El flex living ofrece soluciones habitacionales inmediatas para colectivos que necesitan movilidad y flexibilidad, como nómadas digitales, estudiantes, médicos residentes o trabajadores desplazados.
  • Ayuda a optimizar el uso de inmuebles infrautilizados (edificios vacíos, oficinas antiguas, residencias obsoletas).
  • Impulsa la rehabilitación urbana y la modernización de zonas céntricas degradadas.
  • Representa una alternativa temporal en un contexto donde el alquiler tradicional es escaso o rígido.
  • Facilita la entrada de capital privado que puede dinamizar la oferta y profesionalizar la gestión del alquiler.

 En este sentido, el “flex living” puede entenderse como una vía de escape transitoria ante la rigidez del mercado, ofreciendo vivienda de calidad y adaptada a la nueva economía móvil para un tipo de cliente que no es el corriente que hoy busca solventar dicha carencia.

2. Impacto negativo: presión sobre el mercado y desigualdad

  • Al concentrarse en segmentos con mayor poder adquisitivo o extranjeros, el flex living reduce la oferta de vivienda residencial estable.
  • Provoca un efecto de desplazamiento (gentrificación): los precios suben y los vecinos tradicionales se ven expulsados de determinadas zonas.
  • Fomenta la financiarización de la vivienda, al convertirla en un activo de inversión más que en un derecho social.
  • Aumenta la brecha social: quienes pueden pagar por flexibilidad y servicios disfrutan de mejores opciones, mientras que las familias o jóvenes locales tienen más dificultades para acceder a una vivienda asequible.
  • Refuerza un modelo urbano más especulativo y orientado al corto plazo, en lugar de políticas de vivienda pública o de alquiler social.

3. Balance general

El “flex living” no es una solución estructural a la crisis de la vivienda en España: es una respuesta de mercado a una necesidad real, pero con efectos colaterales importantes.
Si se desarrolla sin regulación, puede agravar la escasez y la desigualdad; si se integra dentro de una estrategia pública de vivienda equilibrada, podría convivir como fórmula complementaria en un ecosistema urbano más diverso y sostenible.

El modelo de “flex living”, al basarse en la iniciativa privada, la inversión inmobiliaria y la liberalización del mercado, encaja más fácilmente con políticas económicas de orientación liberal o conservadora, como las que suelen defender partidos de la derecha extrema como el PP.

Estos gobiernos suelen apostar por:

  • Reducir la intervención del Estado en el mercado de la vivienda.
  • Incentivar la inversión privada y la colaboración público-privada.
  • Fomentar la movilidad laboral y la flexibilidad contractual.
  • Considerar la vivienda como motor económico y de competitividad urbana, más que como un derecho social en sentido estricto.

Bajo este enfoque, el flex living se percibe como una solución moderna y eficiente, que aporta dinamismo, atrae talento y genera rentabilidad sin necesidad de gasto público directo.

En cambio, los gobiernos de izquierda —como el PSOE o SUMAR en el contexto español— tienden a concebir la vivienda como un bien social, lo que implica:

  • Priorizar la construcción o promoción pública de vivienda protegida.
  • Regular los precios del alquiler y limitar la especulación.
  • Incrementar el parque público de viviendas en alquiler social.
  • Controlar modelos que puedan reducir la oferta de vivienda asequible, como los turísticos, el coliving o el “flex living”.

Por tanto, estos gobiernos suelen mirar con mayor recelo al flex living, ya que, aunque responde a necesidades reales, también puede incrementar la desigualdad y la financiarización del suelo urbano, desplazando a la población residente.

En síntesis, el flex living representa un modelo de mercado que se alinea más con visiones liberal-conservadoras, centradas en la iniciativa privada y la rentabilidad del capital inmobiliario. En cambio, los gobiernos de izquierda lo interpretan como un síntoma de desigualdad y prefieren promover soluciones públicas, reguladas y asequibles para garantizar el derecho a la vivienda. Su coexistencia dependerá de la capacidad de las políticas públicas para equilibrar la innovación urbana con la justicia social y evitar que la vivienda se convierta exclusivamente en un producto financiero.

Lo más grave de esta cuestión es que IU Convocatoria por Oviedo (IU) votó a favor del presupuesto municipal del año 2025 junto al  Partido Popular (PP). rtpa.es+2sede.oviedo.es+2
Algunos matices importantes:

  • El presupuesto aprobado ascendió a unos ≈ 270,8 millones de euros. elDiario.es+2rtpa.es+2
  • IU presentó enmiendas al proyecto presupuestario. sede.oviedo.es+1
  • Aunque IU apoyó la aprobación inicial, su portavoz indicó que ese apoyo no sería “en blanco”, sino condicionado a que se tomen en serio las peticiones sociales y ambientales del grupo. ¿Estaría el “flex living” dentro de esas peticiones? Europa Press+1
  • En su nota de prensa, IU reclamó una “política de vivienda pública asequible” y la cesión de suelo municipal para construir al menos 300 viviendas públicas de alquiler. Europa Press+1
  • No se menciona expresamente que IU abogue por el desarrollo de modelos flex living, coliving o vivienda de duración media privada, sin embargo el alcalde Canteli se pasa por el forro lo que IU hay dicho ya que el no necesita sus votos salvo para hacer un lavado de imagen de sus presupuestos insolidarios y fascistas con los que menos tienen.
  • Dado que el modelo “flex living” se basa más en la inversión privada que en la vivienda pública, podría no encajar del todo con las prioridades tradicionales de IU (que suelen orientarse hacia la vivienda asequible pública y la regulación del alquiler)… Pero ya sabemos que el jubilado Llamazares cobrando del erario publico del Ayuntamiento de Oviedo está encantado, lo demás le importa un pimiento (52.000 € brutos. Newtral+1)… Es lo que es ser un “terminator” de partidos políticos como fue en IU cuando era coordinador general.

Por otro lado viendo la forma de proceder de este partido de la derecha extrema con el problema de la vivienda, no extraña la respuesta del presidente del congreso local del PP, Rodrigo Pintueles, cuando le preguntan por la denuncia interpuesta por tres afiliados:

¿Qué valoración hace de la impugnación de tres afiliados del PP al último Congreso Local?

“Me remito al comunicado de la dirección de mi partido, que es claro. Se siguieron escrupulosamente las disposiciones reglamentarias y estatutarias”.

Por eso los tres afiliados han llevado su vulneración a los tribunales de justicia, mientras tanto el “aparato” del PP que encabeza el carcelero Queipo emplea la técnica Pantoja, dientes, dientes ante la opinión pública después de hacer la marranada.

El modelo de “flex living simboliza la deriva de un mercado inmobiliario cada vez más dominado por la especulación y la financiarización del espacio urbano. En ciudades como Oviedo, donde el acceso a una vivienda digna se ha convertido en un problema real para amplias capas de la población, la apuesta institucional por este tipo de proyectos no es neutra: representa una renuncia a una política pública de vivienda en favor de la rentabilidad privada. El Ayuntamiento, gobernado por la derecha extrema del PP, legitima con su aval estas operaciones que, bajo una fachada de modernidad y flexibilidad, consolidan un modelo urbano excluyente y profundamente desigual.

Lo paradójico es que incluso formaciones que históricamente se han definido como defensoras de la justicia social, como Izquierda Unida, hayan terminado respaldando los presupuestos que abren la puerta a este tipo de dinámicas especulativas, mientras el alcalde Canteli y su equipo se presentan como adalides de la eficiencia económica. Este juego político de apoyos tácticos y cesiones silenciosas blanquea un proyecto de ciudad pensado para inversores y no para vecinos, donde la vivienda deja de ser un derecho para convertirse en un activo financiero.

En el fondo, se trata de la misma lógica que impregna la gestión de la derecha extrema en otros municipios asturianos, como Llanes con el gobierno de los perroflautas de VecinosxLlanes y el PP, donde la prioridad sigue siendo mantener el control del “pesebre” institucional antes que afrontar con valentía la emergencia habitacional. Oviedo no escapa a esa tendencia: bajo discursos de progreso y modernización se oculta la consolidación de un modelo especulativo que expulsa a los jóvenes, margina a las clases trabajadoras y vacía de sentido el concepto mismo de ciudad habitable.

El problema de la vivienda no se resuelve con marketing inmobiliario ni con conceptos anglosajones; se resuelve con políticas públicas, con suelo social y con voluntad política. Mientras eso no llegue, el flex living seguirá siendo el espejo de una ciudad que, bajo el brillo de la inversión privada, refleja la sombra de la desigualdad.

Ya lo dijo Francisco Umbral: “Lo que le concedemos a la memoria quizá se lo quitamos a la especulación.”

 

 

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