Los asturianos estos últimos días hemos asistido a una campaña mediática intensa de la presentación del candidato por el PP de Asturias, Diego Canga Fano, como futuro candidato a la presidencia del gobierno del Principado de Asturias. Lo primero que sorprende ante dicho hecho, es la obediencia y silencio desde todas las familias que militan en dicha formación. Todos de forma unánime se han puesto detrás del “tractor” sic (Canga Fano), en silencio y trasmitiendo una imagen como si hubiesen visto el “milagro del Sol” en Fátima. A esta situación como ciudadano ajeno a la política que observa lo que sucedió y sucede entre las diferentes sensibilidades que anidan en dicho partido, cuesta creer que esas enemistades y recelos entre militantes se hallan evaporado de forma espontánea tras años de rencillas y exclusiones. Buscando un razonamiento a dicho comportamiento, encuentro a dicha situación dos razones para ello:
1º. Génova (Núñez Feijóo) ha puesto las cosas claras para todos aquellos cuadros del partido, concejales, diputados y miembros del partido orgánicos, con respecto a la disidencia y zancadillas que intenten poner el candidato Canga, el coste que tendría desaconseja cualquier intento.
2º. La segunda cuestión es menos prosaica y más interesada, nadie que está en este momento en la esfera política quiere perder pie y cerrar la puerta con respecto a el experimento que en este momento se está llevando a cabo con dicho candidato, si el mismo consigue ganar todo el mundo quiere participar en el "botín" político de dicha victoria.
Foto: Núñez Feijóo y Diego Canga
La reunificación interna ha sido el paso previo imprescindible abordado por el futuro candidato antes de ir soltando alguna perla de lo que será su gestión política si consigue llegar a la presidencia del gobierno del Principado. Su mensaje central generalista ha sido el mismo allí donde ha comparecido, “Unidad y trabajo”. Ha agradecido el apoyo que está recibiendo en el partido, ha anunciado que visitará los 78 concejos y que recogerá las demandas de los alcaldes y presidentes de las juntas locales y ha repetido el mensaje que está lanzando desde que hace unos días fue designado candidato por la dirección nacional del partido: “No vengo para ser segundo, después de casi cuarenta años ya nos toca ganar”. “Sí, voy a intentar ser presidente del Principado. Lo digo con humildad, porque soy consciente de la dificultad de lo que se me ha encomendado, pero voy a intentar ganar”. Todos buenos propósitos y generalidades para la parroquia de afiliados y simpatizantes de la derecha asturiana. Sin embargo, solamente con buenos propósitos y cantos de sirena frente a los problemas que tienen los ciudadanos no se cambian las cosas. En lo mollar y tangible que permite que las cosas mejoren para los ciudadanos ya ha dejado alguna perla que es bastante ilustrativa del pensamiento político que promueve, dos perlas:
- “Necesitamos adelgazar el sector público y engordar el sector privado. Asturias está perdiendo autónomos, tenemos unas 30.000 empresas y los jóvenes se van. Lo que hace el socialismo es incrementar e incrementar la función pública asturiana. Yo haría lo contrario: tenemos que ser más eficientes en el sector público, pensar en la productividad, y ayudar al sector privado a crear empleos de calidad, que es lo que nos permitiría retener a la gente y recuperar a los que se han ido”.
- Eso se acompañaría de una bajada de impuestos que el presidente del Principado no quiere hacer. Yo bajaría tributos, el IRPF, sucesiones, donaciones, patrimonio, actos jurídicos documentados y analizaría los impuestos autonómicos. Pero sobre todo reduciría burocracia. Durante muchos años he sido jefe de gabinete del comisario de Industria, estos temas los conozco bien y se puede hacer más con menos. Tenemos 63.000 parados en Asturias y unas 30.000 empresas con dos o más asalariados. Imagínese que cada empresa asturiana crease un empleo, uno. Se crearían 30.000 empleos, reduciríamos a la mitad el paro y lo llevaríamos a niveles europeos. Las empresas no van a crear un empleo más porque les guste mi discurso, sino porque de verdad sienten que hay un entorno regulatorio favorable, bajada de impuestos y menos burocracia https://cutt.ly/O0kpxTM
La crisis sanitaria y social provocada por el Covid-19 demostró la importancia del gasto en servicios públicos esenciales de sanidad, educación y servicios sociales. Sin embargo, el incremento del gasto en estas políticas, gestionadas por las CC.AA. sólo ha sido el 7% entre 2019 y 2021, mientras que el incremento del gasto en el resto de políticas fue el 34% en ese mismo periodo (casi 5 veces más). Ello evidencia la pérdida de peso del gasto social en las Comunidades, sobre todo en aquellas donde gobierna el PP. Analizando el gasto por habitante y en el año 2021 en cada CCAA, el dibujo de España es muy desigual. Los 2.202 € que Madrid invierte en consolidar sus derechos sociales frente a los 3.748 € de Navarra o los 3.570 € del País Vasco nos confirman la desigualdad en España. Entre las Comunidades de Régimen Común, destaca Extremadura, con 3.371 €, Asturias (3.293 €) y Cantabria (3.192 €). Son las comunidades de Madrid con 2.202 € y Cataluña, con 2.423 €, se encuentran a la cola del gasto social por habitante, un 20,6% inferior a la media de España. Por lo tanto, bajar impuestos suena muy bien electoralmente señor Canga, lo que hay que decir también al ciudadano, es que si se reducen los ingresos también hay que asumir la degradación correspondiente de los servicios que presta el gobierno de turno. De esto los partidos de la derecha corren un tupido velo, quizás sea porque no es muy atractivo electoralmente.
Otras de las cuestiones más socorridas por los partidos de la derecha es la cuestión de la fiscalidad. Los diferentes partidos de la derecha, PP, Vox o Ciudadanos coinciden en que hay que bajar los impuestos a las rentas más altas. ¿Se pagan demasiados impuestos en España? ¿Por qué el PP presume tanto de economía? Los impuestos se han vuelto un spot electoral muy socorrido por dichas formaciones políticas, para ello se recurre a un argumento manido y engañoso, la defensa del sector privado prevalece sobre un Estado a su juicio, ineficiente, que debe reducir su peso en la economía. Para sostener este argumento estos partidos argumentan la llamada curva de Laffer, una teoría acuñada por el profesor de Economía de la de la Universidad de Chicago, Arthur Laffer, por la que recibe su nombre. Éste dibujó en una servilleta una especie de campana dividida en dos partes. En la primera, los ingresos por impuestos aumentaban a medida que subía el tipo impositivo. Sin embargo, al llegar a cierto punto —donde se iniciaba la segunda parte de la curva—, la recaudación caía a medida que se seguía incrementando el gravamen, era en 1974. La derecha 'liberal' utiliza este modelo para aseguran que sí se puede reducir los impuestos y ayudar a incrementar la actividad económica, cuestión que, hasta la fecha, no ha dado resultado. Según otros economistas reputados como Thomas Piketty, argumentan que una bajada de impuestos conduce a dos repercusiones sobre la recaudación: una positiva y una negativa. La primera, la incrementa al aumentar el gasto de familias y empresas. La segunda, la disminuye al reducir los ingresos tributarios por euro ganado o gastado. Aparentemente, el balance es incierto.
El Partido Popular disminuyó los impuestos en los años 2000, 2015 y 2016. En ellos, la ratio ingresos públicos y el PIB pasó del 38,6% al 38,1%, del 38,9% al 38,5% y de éste al 37,7%, respectivamente. Si bajar los impuestos, aumenta la recaudación como afirma el PP, subir los impuestos en teoría los bajaría, ¿no? Entonces.... ¿Por qué Mariano Rajoy subió los impuestos en contra de su programa en 2012? No hay ninguna evidencia de que la curva de Laffer funcione, de hecho, siempre que se han reducido impuestos lo que ha ocurrido es un aumento del déficit y el endeudamiento público que acaba drenando muchos recursos públicos al pago del servicio de la deuda. Las políticas de ajuste fiscal impuestas en Europa en 2010 también mostraron que en lugar de reducir el endeudamiento provocaban una segunda recesión y un aumento del déficit público. La presión fiscal, es decir la ratio que mide la suma de impuestos y contribuciones sociales con respecto al PIB, se situó en el 41,1% en la UE en 2019, mientras que se situó en el 41,6% en la eurozona. La presión fiscal más alta la registró Francia, con un 47,4% con respecto a su PIB, seguido de Dinamarca, con el 46,9% y Bélgica, con el 45,9%. España se situó por debajo de la media europea, con el 35,4% sobre el PIB, la misma presión fiscal que en 201. Por lo tanto, las recetas del señor Canga se caen por su propio peso, frente a los datos empíricos https://cutt.ly/c0kj1af El resumen que podemos hacer de la presentación de dicho candidato con cuestiones importantes que afectan a la sociedad asturiana, es que tiene que esforzarse mucho más en emplear argumentos sólidos que convenzan. Las soluciones simples a problemas complejos no suelen tener resultados positivos en su resolución, máxime si tenemos en cuenta que la economía es una ciencia con muchos recovecos y variables que la pueden afectar.
Otra cuestión importante que quiero reseñar es la afirmada por el candidato Canga, "Tengo las manos libres para hacer la lista más competente; me gusta guiarme por el talento, por las personas brillantes", ha señalado. Preguntado sobre si tiene previsto regresar a la Comisión Europea si no conseguía ese objetivo, Canga ha respondido que solamente piensa con mentalidad de victoria. "No tengo plan B", ha dicho. Además, ha confirmado que ha pedido "hace tiempo" la excedencia en su cargo en Europa. Esta no respuesta a la pregunta que le hace el periodista, siembra dudas sobre su destino si los asturianos no le eligen. Desde la oposición o desde el gobierno se ayuda a los asturianos, sin embargo, parece que algunos políticos no entienden esa ayuda nada más que desde la “moqueta del poder”, cuestión esta que tiene que ser evaluado seriamente por quien tiene que delegar su confianza para los próximos cuatro años el 28 de mayo del 2023. De momento, los interrogantes que deja el candidato son mucho mayores que las certezas expuestas por el señor Canga… Tiene un largo camino que recorrer en muy poco tiempo.
Ya lo dijo Horacio: “Las muchas promesas disminuyen la confianza.”
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