Hoy la prensa regional nos
vuelve a dar una dosis a la ciudadanía de política salvaje con respecto a lo
que de verdad preocupa a los políticos y a los llaniscos https://bit.ly/3yoq2oe La “tribu” VecinosxLlanes, vuelve
a repetir su mantra con el fin de esconder sus miserias en la gestión municipal,
principalmente en la concejalía de Urbanismo y Patrimonio dirigida por la tránsfuga,
Marián de la Llana. Para ello vuelve a decir que los socialistas
tienen que pedir perdón por 30 años de gobierno municipal del Ayuntamiento de
Llanes, reprochando los atentados al urbanismo y los planes urbanísticos
hechos sin la colaboración y respaldo de la ciudadanía que fueron tumbados en los tribunales.
La Mónica Oltra de Llanes, (Marián de la Llana) pero a peor, ya que esta no dimite pese a estar imputada, es la constatación de la nueva política que invade a la ciudadanía llanisca. El señor Riestra y sus “comilitones” de gobierno venían a limpiar la corrupción de Trevín y sus sucesores, a cambiar los modos de hacer, a ser uno más con la gente y resultan más de lo mismo con respecto a la pésima gestión. Recurren a purgas cuando hay opositores, ocultan información, privatizan todos los servicios públicos que pueden, eluden responsabilidades de sus errores en la gestión, son de los gobiernos más sancionados por otras administraciones por incumplir la ley, etc. Hay que decir, sin embargo, que su nada ejemplar comportamiento no resta ni un ápice de verdad a las denuncias que realizan con el municipalismo que el señor Trevín representa. Habrá quien apunte dentro de la ciudadanía que no tenemos remedio, “El Lazarillo de Tormes” es una novela de género picaresco dentro de la necesidad que el ser humano tiene de sobrevivir en situaciones extremas cuando el hambre aprieta. Los golfos y golferías que en otros sitios mueven a la compasión, a nosotros nos hacen gracia. Tenemos debilidad por los canallas, aunque a la ciudadanía española los golfos políticos nos hacen poca gracia, sobre todo cuando nos meten la mano en la caja de las galletas. Las personas no somos totalmente buenas ni totalmente malas. Somos miserables, carne pecadora y, de cuando en cuando, mentimos o hacemos trampas. A la inmensa mayoría nos disgusta, según el psicólogo Dan Ariely, nuestra conducta es la resultante de dos fuerzas: la primera es el apetito de gloria y dinero y la segunda es el deseo de pasar por personas decentes y honorables. No siempre tiran en la misma dirección y, dependiendo de los estímulos, caemos más de un lado que de otro. El municipio de Llanes es quizás un laboratorio donde mejor se cumple dicha teoría.
Foto: Enrique Riestra, Antonio Trevín y Marián de la Llana
Vivimos tiempos salvajes en el paisaje político, sólo crece el desierto de la polarización y del populismo rampante como lo que sucede en Llanes o en España. El ciudadano se encuentra ante el siguiente dilema: populismo polarizador de izquierda y un populismo polarizador de derecha. Con unos políticos alejados de la ciudadanía, más pendientes del aparto del partido que es quien les garantiza la continuidad en el paraíso del dinero público, que de la ciudadanía que tiene que elegir listas cerradas impidiendo depurar a aquellas personas que actúan como garrapatas. Los homenajes a políticos fallecidos son un claro ejemplo de lo que sucede, cuando uno se para y observa los méritos y el bagaje que dejo por los tribunales el político homenajeado no puede por más que alejarse de la frágil memoria de los próceres políticos actuales. En el ciudadano ha aflorado una cierta nostalgia por la unidad con el fin de sortear los problemas a los que se ve expuesto, sin embargo, algunos políticos entienden esto como, pronunciar palabras rimbombantes, huecas y para la galería. En Llanes, entre las tiranías y caudillajes de políticos “de todo a 100”, se han impuesto los populismos como el de (VecinosxLlanes) sacrificando la democracia. Esta no encuentra un nicho donde robustecerse ni una estrategia con la cual defender sus ideas. Son tiempos salvajes, de oposición radical y fragmentación social… Donde la unidad política se ha vuelto una ilusión y los consensos, milagros.
El gran error
de los promotores de esta nueva política, VecinosxLlanes la “tribu”, fue
pensar que, a diferencia de los pájaros del PP y el PSOE, ellos
están recubiertos por una película impermeable a la tentación. No
se puede decir que no haya alguno, pero no es lo habitual. Un ejemplo, de
los 87 directivos y consejeros de Caja Madrid y Bankia que recibieron una
tarjeta black, únicamente cuatro se negaron a usarla. No hay que desanimarse,
porque del mismo modo que algunos estímulos nos apartan del camino recto, otros
nos vuelven a meter en él camino. Como argumenta el Nobel de Economía Gary
Becker, los individuos delinquen cuando les resulta conveniente “una
vez consideradas la posibilidad de ser apresado y la severidad del castigo”.
En Singapur apenas hay robos, porque está todo lleno de cámaras y,
como te cojan, te muelen a palos. Literalmente, “una vara flexible
de 1,2 metros de largo y 1,2 centímetros de grosor se usa para administrar un
máximo de 24 golpes en las nalgas desnudas”, explican Donald Moore y
Barbara Sciera. La higiene de la vida pública no pasa solamente por
poner al frente de las instituciones a personas decentes, que también, sino por
ser implacables con las irregularidades, y en España distamos mucho de serlo. Nuestros
políticos están acostumbrados a actuar en la mayor opacidad y, si algún
escándalo trasciende, la prensa afín lo encubre y oculta, lo cual tiene un efecto devastador para él
voto. En este clima de marcado sectarismo, es natural que muchos
gobernantes como Enrique Riestra piensen que, si cometen actos punibles nadie
se va a enterar; si alguien se entera, no pasará nada, y si pasa algo, tampoco
será grave. Uno entiende perfectamente lo de la presunción de inocencia,
pero cuando sobre una persona existen indicios de haber cometido un delito
por un auto judicial, lo mínimo que se espera es que dicha persona coja
la puerta y salga de la política a demostrar su inocencia, una vez que lo haga tiene la puerta
abierta otra vez para regresar en el mundo político. Sin embargo, en
la nueva política la doctrina es diferente, ya que la práctica consiste en
atrincherarse y aguantar hasta que el juez te saca por los pelos después de haber
causado un daño irreparable a la institución que representa. Mientras no se asuma con naturalidad esa elemental medida de higiene, la
corrupción y distopía campará a sus anchas, por muy nuevos que sean los políticos que vienen a regenerar la podredumbre habida y en la que se instalan.
Ya lo dijo Ray Bradbury: “No hace falta quemar libros, si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe”.
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