Hace un mes se publicaba en un diario nacional el estado de la vivienda en nuestro país con respecto a los inmuebles ocupados todo el año en propiedad o alquiler y las viviendas de uso ocasional. Las cifras son reveladoras, porque algunos municipios de nuestro país ofrecen una foto devastadora con respecto al problema de la vivienda. En muchos municipios costeros de nuestro país se dibuja un escenario de bullicio estival que contrasta con la calma que se impone el resto del año. Son decenas las localidades costeras donde entre el 50% y el 90% de las casas no tienen a nadie empadronado, pero que se llenan en verano.
La radiografía de esta situación la ofrece el Consejo General de Economistas en sus fichas socioeconómicas, actualizadas recientemente con datos del INE. El instituto estadístico considera como vivienda principal aquella que está ocupada permanentemente, mientras que en el apartado de no principales incluye un maremágnum de posibilidades: desde segundas residencias a viviendas abandonadas, pasando por las que tienen un uso esporádico como el turístico. Para este análisis solo se han escogido los municipios con más de 10.000 inmuebles, de cara a evitar el sesgo que provocarían los pequeños pueblos de la España vaciada, numerosos y con muchas casas abandonadas, pero los datos del INE están disponibles para conocer en que estado se encuentran todos los municipios.
Son 462 localidades distribuidas por toda la geografía española. De ellas, 62 (el 14%) tienen una mayor proporción de viviendas no principales que habituales. En municipios como Oliva (Valencia) o Benidorm (Alicante), el porcentaje de viviendas no principales apenas supera el 50%, pero lo habitual es sobrepasar el 70%. La costa, especialmente la mediterránea, suele tener pocos habitantes en proporción con el número de viviendas inscritas. Es una consecuencia, explica José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra e investigador en el IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas), fruto del desarrollismo de los ochenta y de un monocultivo turístico, con prácticamente la totalidad de la economía centrada en esta actividad.
Esto genera una contradicción entre quienes residen todo el año y quienes lo hacen de manera eventual, principalmente en verano. El vínculo comunitario prácticamente no existe. “Está completamente despersonificada la relación”, señala Iván Auciello, investigador en Economía en la CY Paris Cergy Université y fellow de Future Policy Lab, quien añade que la llegada estacional masiva, “además de tener externalidades negativas como los ruidos o las fiestas”, tiende a romper la cohesión barrial”.
Zaida Muxí, arquitecta, urbanista y profesora de la Universidad Politécnica de Cataluña, añade otra fuente de conflicto: los recursos e infraestructuras públicos. Servicios como la recogida de residuos, el transporte o la atención sanitaria suelen estar determinados por la población fija. “Cuando esta se desajusta, la ciudad no da abasto”, prosigue. A ello se le suma la tensión residencial: “Los precios inmobiliarios y la demanda turística expulsan a muchos habitantes de las partes mejor dotadas de la localidad”.
Los ayuntamientos son conscientes de la situación e intentan dar un vuelco a sus políticas durante la época estival. En estas localidades, mantener los servicios durante los picos estivales supone un esfuerzo económico y logístico desproporcionado respecto a los recursos de los que se disponen. La saturación puede ocasionar molestias en servicios como la retirada de basura o el transporte público, pero se convierte en un riesgo en otros como el sanitario.
Desde la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), su secretario general, Luis Martínez-Sicluna, recuerda que “el turismo tiene impacto positivo, pero también la parte negativa asociada a una afluencia masiva”. Para gestionar el refuerzo se requieren recursos que muchas veces no llegan. La ley permite cierta financiación adicional para municipios turísticos con más de 10.000 habitantes y muchas segundas residencias, pero es “insuficiente” frente a los costes que implica dar cobertura a una población que se multiplica por cinco. En la FEMP, por ello, exigen una remodelación del sistema de financiación local.
Quienes llenan las zonas costeras en verano suelen vivir en el extranjero o en las grandes capitales de España, donde la vivienda no principal tiene una representación mucho menor, del 15% aproximadamente. También residen en las ciudades dormitorio que se levantaron en torno a ellas, donde el porcentaje es muchísimo más bajo, de entre el 5% y el 8%. Son núcleos como Coslada, Móstoles o Alcorcón (en Madrid) y Ripollet, Sant Andreu y todos los del área del Llobregat, en Barcelona. Lo mismo sucede en el cinturón industrial vasco, como Barakaldo, Basauri o Portugalete, y las que rodean a Valencia (Paterna o Catarroja) y Sevilla (Dos Hermanas o La Rinconada). El fenómeno de la vivienda no principal también está presente en zonas rurales y del interior, aunque las causas y consecuencias difieren mucho de las que se observan en las regiones turísticas y las ciudades. Suele responder al abandono progresivo, al envejecimiento poblacional y al hecho de que muchas de estas casas funcionen como segundas residencias de fin de semana.
Al analizar el mapa que dibujan los datos ―independientemente del número de casas que tenga cada municipio―, las mayores proporciones de vivienda no principal se dan en la conocida como España vaciada. Allí, pequeñas localidades de Soria, Guadalajara, Cuenca o Teruel concentran porcentajes superiores al 90%. En otras algo más grandes, como Medina de Pomar y Villacaryo (Burgos) o Sigüenza (Guadalajara), la tasa supera el 65%. Estas viviendas, al quedar sin uso ni mantenimiento, terminan degradándose o en ruinas. Esto no solo degrada la propiedad en sí, sino también al municipio. Frente a la tensión social que suele generar el turismo masivo en zonas costeras, en los pueblos del interior la relación entre residentes y propietarios que regresan de forma esporádica suele ser más cercana https://tinyurl.com/237dv5zk
Si nos centramos en los municipios costeros del Oriente de Asturias la foto no puede ser más reveladora, Caravia, Colunga, Llanes y Ribadesella presentan un porcentaje de viviendas de uso ocasional superior al 50%. Curiosamente estos municipios están gobernados en sus ayuntamientos por gobiernos de la derecha extrema como son, PP y Foro en Colunga o de la ultraderecha como sucede en el municipio de Llanes, en coalición con el PP.
Aquí está una vista al panorama de la vivienda con datos verificados en los concejos de Caravia, Colunga, Llanes y Ribadesella en el oriente de Asturias, y cómo encajan en tendencias más amplias.
Datos y evidencias concretas
- Viviendas vacacionales
En el Oriente de Asturias hay 2.582 viviendas registradas como vacacionales.
Ese uso vacacional reduce la oferta para residentes permanentes, especialmente en los municipios con fuerte atractivo turístico o costero. Ribadesella, Llanes y Colunga son ejemplos de lugares con mucho tirón. - Casas vacías / cerradas
Hay más de 100.000 viviendas vacías en Asturias, y muchas concentradas en zonas rurales.
En municipios pequeños o rurales del oriente, esas casas cerradas son a menudo un símbolo de despoblación, envejecimiento, o de que propietarios no encuentran la rentabilidad de alquilarlas a largo plazo. - Oferta inmobiliaria y precios
- En Idealista/Fotocasa hay cantidades moderadas de inmuebles en venta en esos municipios: por ejemplo en “Colunga-Caravia” ~ 108 anuncios; en Caravia solo unos 17 anuncios; en Oriente Asturias en conjunto más de 1.350.
- Hay viviendas con precios elevados, especialmente aquellas con vistas costeras o en localidades con acceso a servicios. Los precios pueden escaparse de lo que muchos locales (sobre todo jóvenes o personas de ingresos medios) pueden pagar.
- Pérdida de vivienda pública
En Ribadesella, por ejemplo, se ha alertado sobre la pérdida de vivienda pública si el municipio no se declara zona tensionada.
La declaración de “zona tensionada” permite que se apliquen medidas para contener los incrementos de renta, fomentar vivienda asequible, etc. - Tensión en el alquiler / dificultad de acceso
- El mercado de alquiler en Asturias experimenta fenómenos de encarecimiento, imposibilidad de emancipación para jóvenes.
- En zonas costeras o turísticas es especialmente visible la escasez de alquiler de larga duración, muchas viviendas se destinan al uso vacacional o temporal, Llanes es un buen ejemplo de esa incapacidad con un gobierno de la ultraderecha de VecinosxLlanes.
- Despoblación interior/rural
- Hay iniciativas como “Alquila Ho!” para revitalizar pueblos y asentar familias en zonas rurales interiores del oriente asturiano, lo que indica que la despoblación es un problema reconocido.
- La cantidad de casas vacías sugiere que aunque hay stock, no siempre está adaptado para el uso permanente (estado, precio, servicios, accesibilidad).
Foto: Juan Carlos Armas (la mentira andante) concejal de Urbanismo y "perro" Riestra, alcalde de Llanes
Problemas específicos en Caravia, Colunga, Llanes y Ribadesella
Estos municipios tienen particularidades que agravan algunas de esas tendencias:
- Turismo: Llanes y Ribadesella en particular llevan años siendo destinos turísticos potentes (playas, naturaleza, cultura). Eso incrementa demanda temporal/vacacional, presiona los precios, puede generar que muchas viviendas estén ocupadas solo en temporadas altas.
- Coste del acceso: Por los precios del suelo, plusvalía de ubicaciones atractivas, vistas, proximidad al mar, etc., muchas viviendas de buena calidad tienen precios que no todos los residentes pueden asumir.
- Poca vivienda asequible / vivienda protegida: Hay carencia de vivienda protegida o de alquiler asequible dentro de estos municipios, lo que hace difícil para jóvenes, familias con ingresos bajos, o gente que quiere arraigar, poder quedarse. Llanes es el gran ejemplo de esa situación, en algo más de diez años no se ha construido ni una sola vivienda pública.
- Vacías vs. disponibles: Aunque hay muchas viviendas vacías, muchas no están en condiciones para ser habitadas, o no tienen servicios adecuados, o están dispersas en núcleos rurales poco accesibles, lo que las hace menos útiles para solucionar el problema de vivienda.
- Restricciones normativas: Normativas de urbanismo, de uso vacacional, de habilitación, etc., pueden hacer difícil reconvertir vivienda vacía en vivienda permanente o regularizar ciertos usos, lo que traba la oferta.
Conclusión
En resumen: sí, hay un problema de vivienda real en esos municipios del oriente de Asturias, con varios factores:
- Demanda creciente (turismo + expectativas de alojarse permanente / vacacional).
- Oferta limitada de vivienda permanente asequible.
- Muchas viviendas vacías o subutilizadas.
- Dificultad para jóvenes de emanciparse.
- Tensiones en el alquiler y posibles subidas de precio, sobre todo en temporadas altas o en zonas costeras.
- Necesidad de políticas (vivienda protegida, regulación de alquiler vacacional, incentivos para rehabilitar vacías, etc.).
La foto que nos ofrece la gestión de la derecha extrema del PP y la ultraderecha de VecinosxLlanes con respecto al problema de la vivienda, es reveladora de esa incapacidad y negligencia con el problema que sufren los vecinos allí donde gobiernan. Las cifras son frías pero nos dan a la ciudadanía una imagen que sofoca el intelecto de cualquier persona normal, menos a estos perroflautas que hoy gobiernan en dichos consistorios. Mientras sigan en los gobiernos, municipales o autonómicos, los desastres están garantizados. Tenemos buenos ejemplos de su gestión catastrófica con la dana o los incendios de este verano, la solución como de costumbre es echar la culpa a los demás mientras intentan escurrir el bulto. Luego nos dirán para colmo de nuestra paciencia… Que les gusta la fruta.
Ya lo dijo Confucio: “No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino”.


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