Ayer los asturianos fuimos conocedores de la ausencia del presidente del Principado, Adrián Barbón, al real sitio de Covadonga el 8 de septiembre a la celebración del día de Asturias. Su no presencia ha tenido una catarata de reacciones, a favor y en contra, a dicha acción. Esta situación viene precedida de años de homilías que se han convertido en “mítines” políticos por el arzobispo, Jesús Sáenz Montes, que saliéndose de sus atribuciones como recoge y le atribuye el Estado del Vaticano, ha sido un prelado que ha buscado la polémica y confrontación como estandarte de una doctrina política (ultraderecha) que no es la imperante actualmente en el Vaticano con el Papa Francisco. Lo primero que llama la atención de la no asistencia de Barbón a dicho acto religioso en Covadonga es su argumento o justificación que ha empleado para decir que no asiste. Nos dice a los asturianos, "no quiero ser la excusa perfecta para generar crispación y tensión". Para posteriormente afirmar "Voy a ser muy claro: creo que nadie duda de mis convicciones y creencias, porque todo el mundo las conoce. Para mí Covadonga es un espacio esencial, no solo por la perspectiva religiosa, sino también de asturianía. Es un lugar al que tengo profundo respeto y no estoy a gusto con lo que está pasando en los últimos años en un día tan importante", "El año pasado me hice la siguiente pregunta: ‘¿Lo que se quiere es que yo no vaya?’. No quiero ser la excusa para generar crispación y tensión: lo rechazo de plano. A Covadonga voy a seguir yendo durante el año, pero mi presencia (el 8 de septiembre) genera polémica y no quiero contribuir. Tomo esta decisión después de meditarlo durante mucho tiempo, pensando en que contribuyo a rebajar la polarización", recalcó Barbón, que añadió que su equipo había informado de su ausencia al Arzobispado. Sáenz Montes eludió ayer valorar la negativa de Barbón a acudir a la Basílica, pero sí compartió en redes sociales un mensaje escrito por Álvaro Queipo, presidente del PP en Asturias, en el que confirmaba su asistencia a Covadonga por "respeto a nuestros abuelos, predecesores y a nuestra tradición". Barbón, que en su intervención hizo gala en varias ocasiones de ser católico, recalcó que su decisión es personal y no descartó que otro miembro de su Gobierno acuda.
Foto: el presidente Barbón y el arzobispo Sáenz MontesBarbón insistió en que su decisión responde a la "creciente polarización" y declaró ser consciente de que "no todo el mundo estará conforme" con su ausencia. "Quiero hacer una reflexión: llevo yendo a Covadonga desde que soy presidente, no he fallado ningún año. Pero en estos años la crispación ha ido creciendo y no creo que el Día de Asturias tenga que ser de confrontación. ¿El problema soy yo? Pues si lo soy no pasa nada, me sacrifico y no voy, es lo mejor", recalcó el también secretario general de la FSA, que circunscribió su decisión a la misa de este año. Esta es la coherencia de Barbón, el bochorno que se debería comer él como presidente del Gobierno del Principado asistiendo a la basílica, se lo comerá un miembro de su gobierno… Doctrina Barbón, nadar y guardar la ropa a lo que tanto nos tiene acostumbrados a los asturianos https://tinyurl.com/yv2bzru5
Como asturiano, lo primero que quiero manifestar es que respeto las creencias privadas de Barbón, pero dicho esto hay que recordar a Barbón que no debe olvidar que representa tanto, a los católicos como a los no católicos, por lo que poner sus creencias religiosas privadas para justificar su no asistencia, parece un argumento muy pobre para justificar dicha ausencia. El agravio que el arzobispo Montes ha hecho a una parte de los asturianos que no comulgan con sus opiniones ni ideas, tampoco le ha importado mucho al arzobispo si incomodaba o molestaba. Para hacer esa acción se ha encontrado a un presidente asturiano que ha ido a su casa, la basílica de Covadonga, por lo que se ha sentido libre de manifestar dichas ideas. No ha ido a casa de Barbón, ha ido Barbón a su casa… En su casa el arzobispo se siente libre de opinar y decir aquello que le plazca, respeto dicha decisión, pero el visitante no representa solo a los católicos asturianos sino a los que no lo son y por lo tanto en la diplomacia está tener un comportamiento escrupulosamente respetuoso con aquel que te visita.
Argumenta Barbón en su reflexión para no acudir a Covadonga, “que si él es el problema el arzobispo no será ofensivo con sus homilías”, que poco le conoce. El arzobispo Montes dirá lo que piensa esté Barbón o Rita la Cantaora, su dogmatismo político se caracteriza por no esconder aquello que piensa por muy incómodo que sea para el que recibe el mensaje, lo importante para Montes cuando realiza esas homilías es poner en evidencia que el pensamiento único que atesora es el único que vale, lo demás es pecado.
Foto: el arzobispo Montes y el presidente del PP, dos aliados políticos
La derecha extrema del PP y la ultraderecha de Vox han encontrado en esta ausencia de Barbón más carnaza política, para arremeter con dureza contra una medida que “demuestra el sectarismo” del PSOE. Por su lado la izquierda aplaude una decisión acertada en un país en el que “hay una clara separación entre Iglesia y Estado”, al declarar la Constitución Española en el artículo 16 que nuestro país es un Estado aconfesional. El portavoz adjunto del PP en la Junta General, Luis Venta (“el rehabilitado” de los anónimos a sus compañeros del PP), fue muy duro ayer con la decisión anunciada por el presidente del Principado. Para él, no acudir el 8 de septiembre a la misa en Covadonga “es un desprecio a Asturias y a sus tradiciones”. Considera que es una decisión fruto, “una vez más, del sectarismo de Barbón y del actual PSOE, que quieren imponer un discurso y pensamiento único en la región y censurar todo aquello con lo que no están de acuerdo”. El diputado Venta insistió en el “grave error” de la postura de un presidente “cada vez más atrapado en las redes del sanchismo y que, lamentablemente, ya no representa a todos los asturianos”.
El presidente del PP asturiano, Álvaro Queipo, usó las redes para pronunciarse y anunciar que él sí acudirá a Covadonga el próximo 8 de septiembre, “por respeto a todos nuestros abuelos y predecesores y a nuestra tradición”. Queipo también escribió que Covadonga “es símbolo indisoluble del sentimiento astur, y la Santina, patrona de Asturias, es imagen de unión entre asturianos de todas las generaciones: los que están y los que desgraciadamente ya se han ido; los que emigraron, los de adopción y los que construyeron nuestra tierra con su sudor”. Igual de crítica que el PP se mostró la portavoz de Vox en el Parlamento Asturiano. Carolina López afirmó que el presidente del Principado “no ha decidido nada, simplemente obedece al látigo de Adriana Lastra”. Para ella, la creencias y obligaciones de Barbón “cuando no tiene palmeros alrededor van cambiando, como buen socialista que es”. López calificó al líder del PSOE asturiano como “el presidente más sectario que hemos tenido en Asturias y que, una vez más, por intereses políticos abandona a los asturianos en esta celebración histórica en la que jamás ha faltado la presencia de un presidente” https://tinyurl.com/yyjnews2
Foto: El arzobispo Sáenz y el Papa Francisco
Para la derecha extrema y la ultraderecha de Asturias, que Barbón no vaya a la Basílica de Covadonga es una afrenta, ya que uno de sus principales “clientes” como es el arzobispo Montes, se le relega a un segundo plano. Con lo que eso significa de pérdida de presencia y representatividad de cara a la opinión pública asturiana. Por todo ello salen en defensa de Montes con lobos en busca de la presa. Dicha acción me recuerda lo que decía hace unos meses el número dos del Vaticano, el presidente del Dicasterio de la Doctrina de la Fe (DDF), el cardenal, Manuel “Tucho” Fernández, mano derecha del Papa Francisco. Evocaba el 9 de abril de este año la siguiente anécdota en un diario español. Fernández recordaba al poner, como ejemplo de esa idea de dignidad, un episodio de su vida. “Fue una fase de mi vida, cuando estaba en Buenos Aires y me parecía que todo estaba en contra de mí, como si estuviera en medio de los lobos”, ha contado Fernández. “En estas ocasiones estamos tentados de culparnos a uno mismo, de castigarse, de desaparecer del mundo -ha añadido-. Pero uno de esos días, Bergoglio me dijo: “No, Tucho, levanta la cabeza y no dejes que te quiten la dignidad, porque tu dignidad no te la pueden quitar”. Estas palabras me han golpeado siempre”, ha explicado https://tinyurl.com/27sza6br El arzobispo de Oviedo no piensa así, quizás por eso hoy sea un paria dentro de la curia con sus salidas de pata de banco. La otra derecha extrema (Foro) no valora la asistencia de Barbón pero sí acudirá la basílica de Covadonga a la misa en honor a la Santina. El arzobispo Montes hace tiempo que está bajo el radar del Papa Francisco, como cada año, aprovecha la festividad del Día de Asturias para expresar en su sermón habituales comentarios de tono reaccionario, alejado de la solemnidad de la celebración institucional. En el año 2023 fue especialmente llamativo por hacer burla de un caso de índole internacional, el del beso no consentido de Rubiales a la jugadora española Jenni Hermoso; y también con un guiño a la extrema derecha cargando contra la “agenda 2030”, que no es más que una serie de objetivos de desarrollo aprobados por la ONU, pero que los políticos ultras han convertido en una especie de cajón de sastre de conspiraciones y bulos en el que caben desde el racismo a los complots fantásticos sobre implantación de microchips y alimentación con insectos. Nada de esto es cierto.
Sanz Montes despertó la indignación de numerosos colectivos sociales y partidos políticos asturianos, que se han llevado a replantear el acto oficial de la comunidad en Asturias si debe estar así de ligado a una ceremonia religiosa; pero además quizá el arzobispo haya cruzado más de una línea poniendo en alerta al Vaticano. El 13 de septiembre del año pasado un periódico español informaba que el Vaticano activaba un plan para cambiar la Conferencia Episcopal española, la más ultraconservadora de Europa https://tinyurl.com/2p9d3mzu Entonces el diario informaba que “Francisco quiere ser un Pablo VI para España, y que Cobo sea su Tarancón”. Un experto con décadas de conocimiento de la Congregación para los Obispos (la fábrica vaticana de prelados) define de este modo el movimiento que el Papa ha llevado a cabo el pasado sábado y que, pese a pasar desapercibido para buena parte de la prensa generalista, supone un golpe de efecto imprescindible para entender el futuro de la Iglesia española. Este sábado, el bolletino de la Sala Stampa anunciaba que Jorge Bergoglio había designado al arzobispo de Madrid, José Cobo, y al obispo de Teruel y Albarracín, José Antonio Satúe, miembros de esa congregación encargada del nombramiento de nuevos obispos. Cobo –que el pasado 30 de septiembre también fue designado cardenal– y Satué –a quien el Papa nombró juez del 'caso Gaztelueta', y que cuenta con experiencia en la Curia vaticana, además de una probada lealtad al pontífice–, serán a partir de ahora, junto al cardenal Omella, los responsables de encontrar entre los 17.000 sacerdotes españoles aquellos que puedan ser designados obispos para cambiar el rostro de una Iglesia española, que es reconocida como una de las más conservadoras de Europa. El Papa Francisco quiere obispos-pastores, que primen la evangelización y el cuidado de los más desfavorecidos frente a la creciente polarización política que se observa en buena parte de los actuales prelados. Al menos, en los más ruidosos, como Jesús Sanz (Oviedo), José Ignacio Munilla (Orihuela-Alicante) o Demetrio Fernández (Córdoba).
Las salidas de pata de banco del arzobispo de Oviedo, Montes, no han caído en saco roto en Roma, la “performance” montada en el día de Asturias con el caso Rubiales y el famoso beso, al tiempo que arremetía contra la eutanasia, la Agenda 2030 o reivindicaba la juventud católica presente en la JMJ de Lisboa frente a las 'manadas', obviando los cánticos del Cara al Sol o el “Que te vote Txapote” que también se escucharon por las calles de la capital portuguesa el pasado mes de agosto, han significado un punto de inflexión sobre su futuro. El Vaticano ha expresado el deseo de Bergoglio de un cambio generacional y de estilo en el episcopado español, y para ello hay que buscar e hilar muy fino, entre los sacerdotes de nuestro país. El perfil es claro: curas jóvenes, diocesanos o religiosos –no pertenecientes a movimientos conservadores–, que apuesten por el entendimiento y traten de alejar la visión extendida en nuestra sociedad de un clero rígido y totalmente fuera de la realidad. Si a lo anterior añadimos que varios miembros de la iglesia asturiana, incluyendo sacerdotes, han expresado de forma anónima en la publicación Religión Digital su malestar con la actitud del arzobispo calificando de “campaña camorrista y panfletera” su habitual sermón en Covadonga, “un lugar que une a todos los asturianos sean creyentes o no” https://tinyurl.com/yc8hj5ha
Si por algo se conoce al Papa Francisco es por lo siguiente: vive con el ejemplo, conoce el valor de la reforma, se comunica con claridad, toma decisiones difíciles con rapidez, colabora y acepta diversos puntos de vista, reconoce sus debilidades y sabe que no puede hacerlo solo, con lo cual desde que ostenta el papado ha sido un ciclón de cambios los que ha instaurado en la curia romana. El tema del arzobispo Montes es una anécdota en su pontificado, esperemos que tome decisiones tan acertadas como hasta la fecha, con el fin de revolucionar la curia en Asturias. Ya que desde que Sáenz Montes ostenta como cabeza visible de la iglesia en Asturias, es una sede del PP y allegados en lugar de dar ejemplo de evangelización para los católicos asturianos.
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