CONCEJO DE LLANES, LA ACTUACIÓN DE ALGUNOS POLÍTICOS CON LA SOCIEDAD LLANISCA... ESTÁ BAJO SOSPECHA


El 28 de abril un diario regional recogía la siguiente noticia, “Barbón pide a las agrupaciones locales “dejar a un lado las tensiones” https://bit.ly/3vUqyb4 En la misma, se recoge el llamamiento hecho por el secretario general de los socialistas asturianos, Adrián Barbón, a la “unidad” para recuperar alcaldías como la de Llanes o mantener la de Gijón. El también secretario general de la FSA hablaba en estos términos durante una entrevista en la Rtpa en la que se le cuestionaba por las dificultades para alcanzar listas de consenso a la hora de elegir a los nuevos líderes del partido en Llanes y Gijón, donde resultaron elegidos Antonio Trevín y Monchu García, respectivamente, pese a que ninguno de ellos era la opción respaldada por la dirección regional. El propio Barbón reconoció que, tras estos procesos internos, se ha abierto en algunas agrupaciones un “debate” sobre la futura elección de candidatos a la Alcaldía y la mejor fórmula para ganar los próximos comicios municipales. “El primer reto para un secretario general siempre son las elecciones que le corresponden gestionar”, anotó Barbón, quien pidió a las agrupaciones en las que se han vivido tensiones en las últimas fechas “que se unan” y que “dejen a un lado las divisiones», que sean «generosos» y que «busquen el acuerdo”. Barbón aprovechó nuevamente para sacar pecho por el respaldo del 97% que recibió su nueva comisión ejecutiva en el último congreso de la FSA. Criticó los pactos de los populares con la “ultraderecha” de Vox en varias comunidades y dudó de que Feijóo consiga frenar esa “tendencia” puesto que, dijo, en el PP “hay determinados liderazgos que confrontan de manera soterrada”.

Lo primero que a uno le viene a la mente cuando uno lee la noticia como ciudadano sin militancia política, con las reservas oportunas con respecto a lo que se publica, es que las organizaciones políticas no se pueden permitir desconectar de la sociedad con la que interactúan y de la que reciben una parte fundamental de la financiación que permite su supervivencia. La sociedad llanisca lleva muchos años padeciendo una clase política manifiestamente mejorable, tanto de la pasada como la actual que está en el ejercicio. La prueba que corrobora dicha situación la obtenemos de los procesos judiciales que produjeron la inhabilitación de múltiples cargos públicos que representaban a la ciudadanía. Por todo ello, una cuestión que no se debe olvidar es que la ciudadanía llanisca, en una enorme mayoría sin afiliación política, tiene derecho a tener unos representantes dignos en dicha representación. Esto no son lentejas para los ciudadanos, o las come o las deja, sino que en su mano está el hecho de cambiar a dichos políticos cuando no responden a la confianza que se deposita en ellos.

Volviendo a la noticia del comienzo, los partidos políticos tienen sus procedimientos y tiempos regulados en cuanto a la elección de órganos de gobierno y posteriormente candidatos a las elecciones en las que concurren. El objetivo último, es presentar una lista que convenza y gane el favor de los ciudadanos que permita gobernar dicha administración. Sin embargo, algunas veces nos encontramos con el hecho de la elección efectuada por los órganos de gobierno de los partidos, choca frontalmente con la percepción de los ciudadanos en cuanto idoneidad, en base a hechos pasados que prueban y acreditan que la forma de gobernar de dicha persona es más un problema que una solución a las necesidades de los ciudadanos. Cuando esto sucede, es cuando surgen las tensiones internas dentro de los partidos si una parte de sus afiliados también perciben dicho problema, aunque sea minoritaria. Cuando esa situación se percibe, dentro del partido y no se corrige, la sociedad civil activa su mecanismo de defensa y pasa a la acción en cuanto tiene la oportunidad de manifestar su rechazo, que es cuando vota. Por lo tanto, los partidos cuando se produce una situación como esta tienen ante sí un dilema, que si no es resuelto internamente la sociedad resolverá de forma contundente. Un ejemplo de lo que digo por revelador lo percibimos en las elecciones generales del 2019 con el partido Ciudadanos, de 57 escaños que consiguió en abril a unos pírricos 10 diputados, perdiendo por el camino más de dos millones y medio de votos.

Fue Stuart Mill, fundador del utilitarismo— y uno de los grandes pensadores de la historia de la humanidad, quien pensaba que la disputa era necesaria para mantener una sociedad alerta. Según él, era mejor una mentira disidente que la verdad uniforme. Si las personas nos acostumbramos a asentir con la cabeza, porque entendemos que se ha llegado al descubrimiento de la verdad y toda la verdad, perderemos esa capacidad argumentativa tan valiosa, hasta el punto de empobrecernos y abotagarnos. De ahí que Mill prefiriera la presencia de la mentira, aunque solamente fuera para poder refutarla.

Si bien no es un argumento válido para la defensa de un planteamiento, no cabe duda de que la tesis milliana es bastante extrema. La disidencia, la diversidad, per se, no es buena. A todos se nos puede venir a la cabeza, a nada que lo pensemos, cosas, acciones, personas, hechos, accidentes… que por el mero hecho de ser diferentes no son buenos, más bien al contrario. Es decir, nos conviene la diversidad, y convivir con ella, pero no cualquier tipo de diversidad. Si lo diverso no tiene por qué ser bueno por el hecho de ser diverso, tampoco lo es lo uniforme. Y aunque sea cierto que en cuestiones morales la uniformidad puede ser resultar positiva —que estar en contra de la esclavitud sea una opinión unánime parece francamente positivo— en otras, como las estéticas, por ejemplo, no lo es tanto. Y, en cualquier caso, lo que sí parece útil es la discrepancia, sobre todo una discrepancia con razones. En Llanes existe esa discrepancia con razones, las cuales se encuentran en las hemerotecas que son fedatarias de la sombra de sospecha que se ciernen sobre determinados políticos del ámbito municipal. Que el señor Barbón pida y reclame consenso y generosidad a la militancia en aras de elaborar la mejor lista y alternativa a un gobierno municipal como el actual, que suscita el rechazo y desencanto de la ciudadanía, no puede ser carta blanca para que los llaniscos vayan de “Guatemala a Guatepeor” con el señor Trevín. La confianza es un folio en blanco sin arrugas, que cuando se dobla y aprieta y se intenta volver a su estado inicial es imposible, las arrugas no desaparecen y el folio nunca vuelve a su estado inicial. Por lo tanto, aquellos políticos que pierden la confianza con respecto a la ciudadanía tienen un grave problema al sufrir el rechazo de esta para volver a recibir esta. Forzar el consenso y acuerdo como dice el señor Barbón dentro de los partidos, a veces es posible, pero la ciudadanía se rige por otra brújula, en la cual el conchaveo y apaño no entra dentro de sus coordenadas. Es como dice el señor Barbón confrontar de forma soterrada, con la sociedad que es la que tiene la última palabra.  

Para terminar el post, quiero decir que si se quiere “aportar razones para confiar” como refleja la foto de este post, se debe respetar y acatar lo que la gente percibe… Más si cabe, cuando lo que hay, está contrastado y reflejado en las hemerotecas.

Ya lo dijo Thomas Mann: “Con el tiempo, es mejor una verdad dolorosa que una mentira útil”.

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