Ayer se celebraron las elecciones generales en nuestro país, que prometían ser un paseo marcial de la derecha más reaccionaria de nuestro país. Todo ello aupada por el poder económico (IBEX) y mediático como son los medios de comunicación afines, tanto en prensa, radio y TV, los cuales quedaron como “Cagancho en Almagro” tras fabricar un escenario ficticio del resultado electoral vertiendo ríos de tinta sobre lo mal que lo había hecho, eso que ellos llaman “sanchismo”. Vendieron la piel del oso antes de haberlo cazado y sus caras tras el recuento electoral, son la viva imagen de aquel que sabe que ha perdido pie con su ansiado poder. El bloque de la izquierda, que incluyen los siguientes partidos: PSOE, Sumar, Adelante Andalucía, NCa, ERC, CUP, BNG, EH Bildu y Geroa Bai, obtuvo 11.886.802 votos. Por el contrario, el bloque de la derecha que incluyen los siguientes partidos, PP, Vox, CCa, PAR, XAV, UPL, PDeCAT y UPN, obtuvo 11.358.172 votos.
Foto del resultado electoral
El resultado electoral ofrece una visión precisa y concisa de quienes han perdido estos comicios, hay que tener en cuenta que en estas elecciones sin estar nada fácil la formación de gobierno por los números endiablados que han ofrecido, parece claro y obvio que la derecha más reaccionaria de PP y Vox no tiene números para formar gobierno. Esto ha quedado claro pero casualidades de la vida hoy mismo nos encontramos con hechos, que casuales o no, llaman la atención. Hoy lunes observamos que la fiscalía del Tribunal Supremo (controlado por el PP), pide al juez Llarena que emita la euro orden para detener al prófugo Puigdemont, persona clave en la configuración del próximo gobierno. El descalabro de estos comicios tiene nombres y apellidos, son los siguientes:
- La coalición PP y Vox, que no consiguen la mayoría que les permita gobernar en un gobierno bicolor.
- El PP de Feijóo, cosecha unos resultados que son la constatación de una campaña errática al estar estructurada en acciones lesivas como fue el engaño masivo que se vertió durante dicha campaña en los debates que se celebraron. El error de estrategia propuesto por Feijóo ha hecho que hoy sea un político que como viene recogido en prensa su liderazgo huele a muerto, aparece el ruido de sables dentro de dicha formación como quedó patente en la misma noche electoral con los gritos de, ¡Ayuso, Ayuso, Ayuso! Como bien recoge hoy algún periódico nada sospechoso de la derecha, se da por abierto el melón de cambio en la dirección del PP https://tinyurl.com/mrxd3m3t
- Vox, la formación de la
ultraderecha pierde 19 escaños tras sembrar el miedo y odio indiscriminado la
campaña electoral. Su presidente, Santiago Abascal, se niega a asumir ninguna
responsabilidad tras los calamitosos resultados, culpabilizando al PP por su
estrategia del voto útil https://tinyurl.com/2hjws6rb Lo que parece claro y evidente es que han tocado techo y a partir de ahora comienza su caída.
- El independentismo catalán sufre un severo retroceso tras los resultados espectaculares del PSC catalán que obtiene 19 escaños, demostrando que la estrategia adoptada con el problema catalán por el gobierno español fue la correcta.
- La distancia del PP y PSOE en los comicios ha sido de 330.870 votos de un total de 37,5 millones de electores, es decir, que el gap o diferencia entre los dos grandes partidos es del 0,88% de la base electoral. Una buena lectura para asumir responsabilidades por los concurrentes a dicho proceso electoral dentro de ambos partidos, PP y Vox.
Estas elecciones eran importantes no solo para España y el destino de los españoles, por cuanto lo que se jugaba la ciudadanía era importante en las cuestiones como; pensiones, mercado laboral, servicios públicos, derechos sociales, etc. Otro ámbito más oculto que había en litigio en dichos comicios electorales se jugaba en Bruselas, con la no victoria de la derecha se evitaba la mayoría de bloqueo que podría suponer dicha victoria a la Comisión Europea en compañía de países con gobiernos afines de la ultraderecha como son; Italia, Polonia, Hungría o Finlandia. La Comisión Europea bajo la presidencia de Ursula Von der Leyen, puede respirar tranquila al ver que la ultraderecha (Vox) o derecha extrema (PP), sufre un freno importante en una de las grandes economías de la Unión. Esto tendrá una repercusión positiva en los fondos europeos, Next Generation, y en el desarrollo de nuestra economía.
Foto: Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo
Si bien el PP ha ganado en prácticamente todas las provincias españolas como se puede ver en el mapa electoral, la distancia con el PSOE ha sido escasa en los comicios lo que nos muestran el números de votos de ambos grandes partidos. Núñez Feijóo ha ganado las elecciones generales, pero con una sensación de derrota que no enjuagan ni los ocho millones de votos que firmó este domingo en las elecciones. El líder popular quedó rehén de sus propias expectativas. Pero lo que quedó patente la noche del 23-J es que Feijóo no ha podido dar al PP la victoria que anhelaba. Mostró enormes debilidades y carencias como quedó de manifiesto a lo largo de la compaña. Sus resultados reabren grietas en la confianza que se tenía en el candidato popular, las cuales se daban por superadas. El debate por el liderazgo vuelve a planear sobre el Partido Popular con dos posibles relevos al candidato Feijóo, Ayuso y Moreno Bonilla. La semana de campaña electoral del 17 al 23 de julio fue demoledora para las expectativas del conglomerado político, económico y mediático de la derecha española. Empezó con la entrevista de Silvia Intxaurrondo y culmino con la no comparecencia en el debate a cuatro al que el candidato popular rechazó participar para evitar lo que venía sucediendo, la caída a plomo de las expectativas.
Feijóo aterrizó como el mesías en Madrid hace algo más de un año como una suerte de pegamento que sirviese para unir a un partido malherido por la guerra que lo abrió en canal tras el episodio vivido con Díaz Ayuso y el contrato de las mascarillas obtenido por su hermano de la Comunidad de Madrid. Él mismo avisó desde el principio de que jugaría con una sola bala. Si no lograba su objetivo de llegar a la Moncloa, dijo, se marcharía, este es el motivo fundamental para ver que su intención de concurrir a la investidura es una huida hacia delante sabedor de que no tiene votos para ser investido. La no concurrencia a la investidura del candidato Feijóo significa que debe coger la maleta e irse para su casa, no hay término intermedio. El líder popular ha vuelto a situar al partido como primera fuerza tras siete años con la cabeza gacha, pero tiene visos de seguirá otros cuatro años más en la nevera de la oposición. Subió 47 escaños respecto a 2019, su victoria en 40 de las 52 provincias así lo atestigua. Y, sin embargo, la sensación es de fiasco entre sus responsables, afiliados y simpatizantes al ver que les impide llegar a la moqueta del poder. La suma con Vox es insuficiente y Sánchez ha demostrado una capacidad de resistencia que sorprendió a no pocos de los dirigentes populares. Un triunfo a medio gas que destapa un debate del que el PP no podrá abstraerse con facilidad en las próximas semanas y meses por quien aspira a derrocar a dicho candidato Feijóo, no es otra que la termita del PP, Díaz Ayuso y su ventrículo, Miguel Ángel Rodríguez Bajón (MAR), ariete de Aznar, Aguirre y compañía.
Para terminar el post, quiero decir que el 18 de julio escribí un post en el blog donde reflejé que la tragedia que ayer vivió el PP y Vox se mascaba en el ambiente tras los errores cometidos en la estrategia de la mentira y el engaño que habían puesto en marcha para ganar las elecciones https://tinyurl.com/2p8dte42 Hoy como ciudadano ajeno a la política me congratulo de dicho resultado, ya que lo que no es asumible y muy rechazable por el ciudadano como el que escribe este post, es la clase política que hoy representa al sentir de la derecha española son, apátridas, mentirosos, trileros, etc., pero sobre todo… Son personas, que no pueden ni deben, representar a un país al que odian en el ejercicio de sus responsabilidades políticas, indistintamente del daño que hacen a sus ciudadanos.
Ya lo dijo José Luís Sampedro: “Lo que domina a la gente es el miedo, y se trata de que el miedo cambie de bando”.
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