El 10 de julio se celebró un pleno en el Ayuntamiento de Gijón en el cual después de 23 días de conocerse la condena emitida por el Tribunal de Cuentas a la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón Entrialgo, por fin tenía la posibilidad de dar explicaciones a la ciudadanía gijonesa sobre su comportamiento y responsabilidades que pensaba asumir. Antes de empezar a tratar dicha cuestión por los diferentes grupos políticos que interpelaron a la alcaldesa Moriyón, se les hizo lectura a los diferentes grupos políticos de los tiempos que tenían tasados según la ley en para sus exposiciones de argumentos, quizás para recordarles que esta cuestión que iban a tratar no tendría ningún tiempo extra al no ser un tema del agrado de Moriyón y sus palmeros de Foro y PP.
La oposición, PSOE, IU y Podemos, expusieron sus críticas a los hechos acaecidos con la sentencia emitida por el Tribunal de Cuentas donde sé condena a la alcaldesa Moriyón, el fin último era que explicase su comportamiento. Para empezar diré que como ciudadano ajeno a la política, he visto a una mujer, Moriyón, que ante la imposibilidad de justificar lo que es un hecho incuestionable, la sentencia la condena a ella personalmente a devolver dicho dinero, no lo hace al partido Foro ni al grupo municipal de Foro en el Ayuntamiento de Gijón, utilizó una doble estrategia para hacer frente a lo que es incuestionable, primero se victimizó ante los gijoneses y segundo utilizó la negación como acción para rechazar lo que es un hecho incuestionable, Moriyón es condenada a título personal en dicha sentencia. Esta acción de ignorar los hechos con el fin minimizar el daño que ocasiona en la emoción a la persona que se ve retratada ante la sociedad gijonesa a la que representa, es lo que Moriyón llamó manual de resistencia para sobrevivir políticamente.
Sentencia emitida por el Tribunal de Cuentas
Dos son las cuestiones en las que estoy de acuerdo con la alcaldesa Moriyón, la primera es que la oposición que hoy ejerce el PSOE de Gijón, al frente de dicha agrupación socialista de Gijón está el siniestro personaje, “Monchu” García, busca su destrucción personal. Para ello utiliza a una persona interpuesta que no parece que tenga la “mala baba” de su jefe, Luís Manuel Flórez “Floro”. Floro es un hombre de paja en la oposición socialista, está al servicio de un personaje que ha hecho de la política su profesión con el beneplácito de la Federación Socialista Asturiana (FSA), “Monchu” García. Sucede que dicho personaje no consiguió la alcaldía del Ayuntamiento de Gijón en las elecciones del 28-M, pero al igual que sucedió en el municipio de Llanes con el “joven” (68 años), Antonio Trevín, que tampoco consiguió llegar al gobierno del Ayuntamiento, viven refugiados al frente de sus agrupaciones socialistas evitando asumir las responsabilidades políticas de sus fracasos electorales. La segunda cuestión en la que estoy de acuerdo con Moriyón, es cuando afirma que el día que deje la política volverá a su profesión de cirujana sin ningún problema, muy al contrario de muchos otros que hoy la crucifican y que tienen su modo de vida enraizado en la política, como algunos concejales y militantes de la oposición y de su gobierno municipal. Lo que Moriyón no cuenta a la ciudadanía, pero que yo si le digo, es que acciones como la cometida y condenada por el Tribunal de Cuentas, no le sale gratis a su reputación personal. Dice el sabio “Oráculo de Omaha”, Warren Buffett sobre la reputación la siguiente frase, "Toma 20 años en construir una reputación y 5 minutos en arruinarla. Si piensas sobre ello, harás las cosas de forma diferente". Carmen Moriyón parece que no se aplica la lección, ella se centra en la negación y en su manual de resistencia con tal de salirse con la suya. Nos dice a los ciudadanos tras los hechos que acaecidos, que lo que existe es un “odio profundamente antidemocrático”. Para ello utiliza la estrategia de “envolverse en la bandera”, como hicieron los cadetes mexicanos que murieron en la batalla de Chapultepec el 13 de noviembre de 1847 para evitar caer en manos de las tropas estadounidenses. Argumento utilizado posteriormente por el “porfirismo” mejicano como posteriormente por el partido único (PRI) para construir eso: un mito. En Gijón, Moriyón intenta construir ese mito sobre el hecho de una alcaldesa abnegada que se preocupa por las cuestiones de los gijoneses, aunque venga posteriormente el Tribunal de Cuentas y tumbe dicho mito con su sentencia que la deja desnuda. Tiene razón Moriyón cuando critica a la oposición por no se personar en la causa que instruyó dicho Tribunal de Cuentas, quizás el ínclito, “Monchu”, debería dar explicaciones como el resto de grupos políticos porque no lo hicieron. Pero más allá de que se hayan personado o no, lo que no cambia es que ella ha sido condenada con nombre y apellidos en dicha sentencia.
Foto: Carmen Moriyón en plena refriega política
Me llegó al alma cuando afirmó Moriyón que para sortear un hecho tan lamentable como es la condena emitida por el Tribunal de Cuentas, diga que ya tiene callo político. Generalmente cuando uno afirma que tiene callo en política, es que las cosas que perciben los ciudadanos le resbalan, cuestión esta que dice poco a favor de Moriyón. El callo político se crea por el político que deja de asumir la realidad en la que vive la sociedad a la que representa, es la huida hacia delante de aquel político que pierde sus principios con él fin de sortear una realidad que es hostil. Un político no se desacredita por lo que digan los miembros de la oposición, se desacredita por los hechos que hace en contra de los intereses de los ciudadanos a los que representa. Escudarse como hizo Moriyón en el hecho de que la dimensión de dicha condena representa el 4% de la cantidad global asignada al grupo municipal de Foro, es un sarcasmo. Un ejemplo, a una persona que llaman ladrón lo hacen por robar una cartera como por robar un banco, se juzga el hecho no la cantidad de dinero robado.
Afirmó Moriyón con respecto a la condena emitida que, "lo he devuelto. He reparado lo que a todas luces es un mero error formal a la hora de imputar un gasto, lo hice de ‘motu proprio’ y asumiendo una responsabilidad que no me correspondía en derecho". ¿Cómo que la responsabilidad no le correspondía? Acaso el tribunal de Cuentas se equivoca cuando la condena y detalla en que gasto dicho dinero público que tenía otros fines y no los personales como se detalla en la sentencia. Bien es cierto que tenía la posibilidad de presentar los documentos que acreditasen que había devuelto el dinero al Ayuntamiento de Gijón, no lo hizo sus motivos tendrá para no hacerlo. ¿Acaso mostrar esa devolución corrobora lo que la sentencia condena y en dicho pleno negó hasta la saciedad escudándose en que era un error contable?
El papel desempeñado por la portavoz del PP en el Ayuntamiento, Ángela Pumariega, fue de nota a la hora de reflejar su desfachatez. Concretó que las explicaciones sobre este asunto le correspondían única y exclusivamente a Foro y que "el pacto que firmamos no incluía referencias a cuestiones de mandatos anteriores. Solo a un programa de gobierno que no se ve afectado por esta sentencia, que se circunscribe a los fondos de un grupo municipal. El pacto no queda intervenido por esta sentencia". Resumiendo, en el PP no hay opción a ni siquiera, presentar una moción de censura. La oposición no tiene los números necesarios… O sea, que los gijoneses tienen que estar tranquilos, el PP mientras este sentado en el presupuesto municipal no hay problema. El caso es cobrar del presupuesto municipal sin importar si con el que gobierna el Ayuntamiento de Gijón ha hecho una perrería con los intereses de los ciudadanos a los que representa… Esto es el PP, un partido que tiene de todo menos vergüenza y principios.
Para terminar el post, quiero manifestar que he visto a una Moriyón desatada ante la realidad que sufre, sobrepasada con unos hechos y unos inquisidores (desde la oposición), que quizás están más para callar que para decir nada. Bien es cierto, que lo que no se puede obviar es lo que dice la sentencia… La única condenada es, Carmen Moriyón Entrialgo.
Ya lo dijo Samuel Johnson: “Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado”.
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